Rodajas de cebolla


El crédulo se apresura para llegar al sitio en donde le prometieron un mensaje (de una palabra al menos –aunque sea monosílaba–).
Llega sofocado pero con la esperanza de encontrar lo anhelado. Recuerda aquel pasaje de El principito, cuando le piden al protagonista que fije un horario (de sus visitas diarias) con el objeto de generar ilusión.
Busca una y otra vez y... no encuentra nada... ni una sola letra, ni a ella...
De pronto se acordó de las rodajas de cebolla que preparó la chef del programa televisivo matutino: con cuánto cariño y delicadeza las fue colocando una a una sobre el platillo.
Con cuánta dedicación y...
aquella lágrima en la mejilla que...
él pudo observar…

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