Ducha
La gota que recorre mi cuerpo visible lleva un poco de sustancia en su interior.
Ella se desplaza sin prisa y va formando un paisaje a manera de pintura surrealista.
Siento entonces el trazo acuoso en la epidermis.
La viscosidad podría formar un grupo cuasi gelatinoso que conjuntamente coadyuve al espectáculo artístico decimonónico.
Gauguin y Renoir viven en los oscuros y claros; Cézanne, en los azules y naranjas.
Me siento el partícipe principal de una pieza de body art. Creo que no es para menos. Vamos impregnando en el ambiente sensaciones de luz y humanidad.
Tan solo es una ducha con la que pretendo la higiene corporal pero... he logrado echar a volar las aves que me rondan.
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