Reflexión gástrica


Todo recae en mi vientre.
Por eso, creo, los sentimientos que se suscitan a flor de piel entran en el concepto de lo visceral.
También, por obvias razones, irrumpen abajito de la caja torácica los eventos digestivos propios de acciones culinarias.
Sé, sin embargo y según el tipo de síntoma presente, cuál es la posible causa motivante de la respuesta corporal.
Por ejemplo, cuando percibo un nudo abdominal, no hay duda: ronda la mujer en forma de cielo o infierno. Me gustaría que siempre se presentara como la primera figura, pero eso no depende de mí, creo, sino de ella.
El desenrede viene acompañado de suspiros. Esto es un recurrente común aunque, como ya apunté, varíe el origen. La cintura, no obstante y en cualquier caso, queda liberada.

Los retortijones por lo general son producidos por actividades alimenticias propiamente dichas. Y esto lo aclaro porque el amor también es un manjar para el alma. Entonces, debo exigirme el tener muy aguzada, no tanto la lógica, sino la sagacidad, para no errar en el principio o procedencia.
Con tal conocimiento, es más fácil sobrellevar tanto el desarrollo como el desenlace del suceso.

Y así podría ir describiendo diferentes respuestas físicas en torno a la cintura.

La verdad: me gusta experimentar las diversas reacciones al centro de mi ser. Me siento vivo y... partícipe.

Comentarios

  1. Me encantó la reflexión. Muy cartera. No confundir empacho - como se dice por estas tierras a la indigestión -con enamoramiento. Los síntomas y resultados muy parecidos: iinapetencia y diarrea. Pero nada que ver. Jajajja. Gracias por compartir.

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