Ignacio González Tejeda

Practico deficiencia en la lectura mas veo un camino entre las letras deambulo por doquier ése es mi sino si no no encontraría a mi contraria a la muerte maldita –soy la vida– al aliento divino –soy la espera– al caído que avanza en la espesura –me levanto– y canto con la lluvia plañidera que dice su quebranto en formas varias al lucir nuestro llanto entre sus brillos. Ah ilusión perseverante al ver en el infante sus requieros de forma natural –no mis esperos– ah perenne ilusión en esta vida tan cerca de la suerte y de la muerte ¿qué quiero? Acaso no he entonado bien el canto que ya ni reconozco el adjetivo que temple por sus gritos la guitarra la madera –verdad de sus silencios– o los míos verdades aplastantes que renacen en esta revolución callada. Deambulo por doquier ésa es la vida la vida el reducto de mi historia. ⓘ ™

Soy de ascendencia gitana maya nahuatlaca y totonaca. Eso sí mi español de Trastámara es más fuerte y claro que el inglés de Windsor o el francés versallesco. Por cierto y para no extraviarme prefiero el museo Van Gogh que el Louvre. Soy más samurai que sucio caballero medieval. Pertenezco a la tierra más que al mar mas comparto el aire. Guerrero águila y tigre y serpiente Tlatoani de mi estirpe. Me gusta la tabla hindú las tumbadoras del caribe y las palmas del cante jondo. No leo cartas pero sí las juego. Lúdico al fin: tlahcuilo. Por tanto  repito por mucho y más prefiero a las féminas montañas que al masculino mar aunque el agua sea se dice  la preferida de los vientos del camino. ⓘ ™

El marido de Rebeca le confesó apenas ayer su delirio por el rímel. Ah, pero nunca se imaginó que hoy, de mañanita, justamente por tal aplicación, fueran a experimentar tan ardiente pasión. Vaya, la verdad es que nadie supo lo que iba a suceder. Todo comenzó con la aplicación del cosmético un tanto cuanto sólida –y medio reseca, por ende– en las pestañas del ojo izquierdo. Esto motivó que, para el otro, utilizara un poco más de sustancia líquida. Como se verá más adelante, gracias a esta maniobra es que pude presenciar, pero sobre todo intervenir tan de cerca, en los inminentes acontecimientos. "Muy temprano, a primera hora, y una vez que el esposo se levantó para darse su ducha matutina, ella salió rápidamente del dormitorio. Parece que también se aseó el cuerpo en la habitación contigua. Y lo hizo con tal rapidez que, cuando él salió del baño, Rebeca, que se encontraba recostada en la cama, ya había terminado de colocarse el cosmético en ambos ojos. Antonio, a

Mitoti sin mi es “toti” y sin ti, mito. Ara entonces la tiara sin ti y de tierra, nomás erra. Pero el tiempo sin ti dice solamente “empo”. De una idea tomada del Diccionario de la Rial Academia de la Lengua Frailescana. ⓘ ™ El video está grabado en Santiago de Chile el 10 de febrero de 2010. https://youtu.be/jBN6f_rds5k

Pretendió atravesar puertas o ventanas pero, al no encontrarlas, tuvo la ocurrencia de sortear los muros en sus lados o tal vez por lo alto. Nada logró. –Construiré un túnel por debajo del suelo –se dijo– y así podré llegar al ansiado exterior. He aquí que, por más que buscó, no descubrió piso alguno. Quiso remontar el vuelo, parecía que el aire estaba a su alcance (de hecho, lo percibía inevitablemente). De nuevo, al resultarle infructuoso, su intento fue en vano. Cuando por fin iba a emerger, ya que estaba a punto de comprender el papel desempeñado, el lector, quien con su forma interpretativa le había dado existencia propia, terminó la cuartilla y, al dar vuelta a la hoja, lo dejó literalmente apresado para siempre. ⓘ ™

Qué alegres van las damas al colegio en época que exige hacer las paces igual bailan danzón que imparten clases igual tocan violines en arpegio. Con ellas el ambiente siempre es regio reparten con bondad mágicos pases presentó aquí la reina de las frases: estar en el Domingo es privilegio. Bien saben que en lo dicho no exagero tampoco es estrategia ni anatema el verso sale solo (sin un pero). Bellezas y talento en el esquema por eso hay que gritar siempre primero ¡qué hermosas: compañeras del poema! ⓘ ™ con mucho cariño para todas las profesoras del Taller Domingo García Ramos.

Despierto y ya requiero de tus brazos igual que ayer que antier y tantos años el tiempo que subimos los peldaños el mismo en el que unimos nuestros lazos. Comparte por favor en estos vasos el vino del fermento sin engaños el mismo tan distante de los daños el mismo del camino en nuestros pasos. Mujer en este instante nuestras vidas requieren sabes bien tiempo y espacio el mismo de veladas divertidas el mismo de las pieles coloridas el mismo que forjamos muy despacio el mismo de ilusiones compartidas. ⓘ ™

Mi piel podría ser roja o transparente; eso sí, como membrana impermeable que guarda las propiedades húmedas del interior. Los agentes que acechan en la intemperie, en efecto, se enfrentan a un delgado obstáculo de cualidades infinitas; así que se podría garantizar una cierta impenetrabilidad. Lo mismo sucede con el recubrimiento que envuelve las multicapas esféricas, las que, a manera de bulbo, generan alimento fuerte y abundante. Muchas veces, cuando se entromete un objeto externo, tienden a desprenderse líquidos que, en correspondencia, se introducen en las retinas ópticas cercanas. Microcosmos vegetales, partícipes de la mesa cotidiana, de los que pocas veces se ocupa la pluma y aquí viene el deguste la seducción primera oralidades repetidas no la negra noche tierna sí la llenura digestiva terrena. El huerto participa otorga los frutos ceremonias cotidianas culinarias arte y gastronomía al servicio de la especie. Vuelvo al origen de la

Percibo el olor de las nubes y me siento cielo. Es entonces cuando tiendo a descifrar el día. Mi olfato se alínea con la noche. Juntos ya  elaboramos sueños. Trato de cerrar el ciclo preciso la vieja brisa del mar justo al caer la tarde. Los moluscos brillan —siempre brillan—  y también se me ofrecen como transparencia del viento en humo melancólico azul. Se abre el desván mágico –el de los indios antiguos–. Ahora es la tristeza  el alimento de mi geometría. Es bueno  –siempre– ver los aromas. ⓘ ™

Inventó una máquina que componía versos; mediante el giro de una tuerca (la que apretaba o aflojaba un tornillito) y el empleo de una palanca, se activaba el movimiento circular de una rueda que producía escritos (mal llamados poemas) de muy diversas categorías; la mayoría de ellos de ínfima confección.  No había encontrado el punto justo que le permitiera construir tropos y ritmos idóneos; apenas unas primitivas metáforas con insignificantes imágenes, carentes de toda melodía. Entonces, hizo un replanteamiento en los mecanismos e introdujo nuevos elementos; con ello, y mediante las mismas operaciones, los textos ya salían de corridito, es decir: en prosa. Pero se percató de que este género era mucho más complejo que el anterior; aquí debía hacer aplicaciones gramaticales estrictas que no permitían yerros. Por todo lo anterior, dejó en el olvido dicho artefacto; tomó un libro y se puso a leer. ⓘ ™

En el principio fue la nada. Mas, ¿cómo es posible que de ausencias y nulidades pueda crearse algo? Entonces tal vez fue la línea o... ¿el punto? ¿Acaso no fue la acumulación cromática que conforma el blanco o... la ausencia correspondiente del negro? Difícil disyuntiva. La forma, sí. Ella, sin duda (como ente femenino) fue el inicio de todo. Esta narrativa no se ocupará del creador (o creadora) del origen, sino del inicio en sí. De la primera aparición (si es que se puede establecer tal acontecimiento). Parece que de la preocupación se pasó a la acción misma: a los hechos. La imaginación evolucionó a la figura y ésta, de manera inusual, a la apariencia o recreación. Los trazos no podían establecerse en el vacío, así que éste debió utilizar referencias en la envolvente. Dialéctica pura en el sentido estricto de la contradicción. ¿Cómo podrían idearse las figuras y sus proporciones? ¿Cómo, sus medidas? ¿Cosmoprecisiones? Probablemente no hubo un principio si

Todo fue hacia adentro, como una absorción, a manera de paraguas inverso que, en lugar de repeler o rebotar la lluvia, tendiera a asimilarla o introducirla en las entrañas mismas del cuerpo. Historias ancestrales han descrito ciertas trayectorias que apuntan siempre en sentidos unidireccionales, con destinos inciertos por lo general, que han abortado en los intentos. Por eso, cuando existió una nueva forma de movimiento, podría decirse que muchas miradas voltearon hacia este hecho manifiesto, el que podría anunciar la necesaria y esperada renovación. Grupos religiosos, esotéricos e incluso los denominados de índole no gubernamental, querían participar de estos sucesos, no solamente como observadores, sino como parte fundamental de los eventos. A raíz de que se difundiera masivamente la información conveniente, comenzaron unas fuertes y reiterativas campañas publicitarias con una imagen que presentaba un par de manos encontradas que conformaban una especie de embudo plano.

N ᴀ ʀʀ ᴀ тɪv ᴀ  Pʀᴇнɪs ᴘ ᴬ ɴɪc ᴀ Como se ha sabido por las crónicas antiguas, tanto las chichimecas como las correspondientes a las tribus más septentrionales, principalmente las  duwamish y  suquamish  (*),  Ij Nahui , el legendario  tlahcuilo topalnemiliztli  o creador de sueños o fantasías, interpretaba de manera excelsa la flauta de carrizo o  acazaca-tlapitzalli. Esto le hizo recorrer una gran cantidad de señoríos. Su nombre original era  Inic Nahui  o Hasta Cuatro (mejor conocido como Cuatro Justo); pero él lo evolucionó a  Ij  (yo), con lo cual quedó Yo el Cuarto. De esta manera, durante toda su vida, se dieron varias interpretaciones incluso de carácter oficial. Ij Nahui = Yo el Cuarto Ij Nahui = Yo el Espacio o Sitio Ij Nahui = Yo, Justo el Doble Par y de allí a El Sitio Preciso (de la Arquitectura). Como  Ij Nahui  construía enormes obras de piedra y estuco, fue designado profesor itinerante del colegio  Tlamachtiloyan , que era la versión previa a la nob