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Mostrando entradas de noviembre, 2019

¿Calentamiento global y todas esas verduras en verdad afectan a la Tierra?

En verdad pienso que no. El otro día me puse a pensar en el concepto de 'salvar al planeta Tierra': Creo que los humanos en general traemos la tendencia de acabar con todo aquello que beneficia, no al planeta, sino a la vida que se da en el mismo. Entonces, seré muy breve: Sí seguimos así, en un muy corto plazo toda manifestación vital (como ahora la conocemos) desaparecerá (como se dice) de la faz de la Tierra. Esto me remite a las primeras civilizaciones que inventaron la propiedad privada y la acumulación de bienes con el objetivo de heredarlos a 'sus' descendientes. Termino rápido con un aviso: La Tierra va a permanecer; los que no tendremos salvación seremos los agresores. Es decir: nuestros descendientes morirán y, si hubiere algún legado material, éste no podrá ser utilizado (al menos por nuestras generaciones futuras de 'herederos'). Fin del comunicado ⓘ ™

Oración de fines de noviembre

A punto de despedir el mes previo al final anual, es imprescindible reiterar mi pasión por el bien hacer tanto como por el buen decir. Que se reúna el pensamiento positivo con las buenas vibras cósmicas para beneficio de sanos y enfermos. Aun dentro de las satisfacciones, tienden a hacerse presentes las adversidades cotidianas y se generan esas luchas internas que a veces afloran e irrumpen en el continuo existente. Debo pues de sonreírle a esta situación para tratar de afrontarla con la mejor de mis actitudes. Hoy pues, comparto la maravillosa experiencia de la continuidad en cuanto a lo tolerante y lo apacible (confieso la enorme dificultad para lograrlo). Iniciaré la cotidianidad con agrado y energía. Agradezco a quienes dieron la vida, de una u otra forma, para construir la felicidad de los míos y la mía propia y, sobre todo, por permitirnos participar de este gran banquete de un nuevo y brillante amanecer. Deseo para todos el bien decir, el bien hacer y la

Enfoque

La descripción de todas las figuras que se desplazan quedan inscritas dentro del encuadre. Quien manipula la cámara realiza un trabajo impecable; nadie se percata de su presencia; simplemente capta los acontecimientos. Aunque pareciera imposible, no hay ente móvil que no sea grabado (se reitera la excelencia del operador). El ordenamiento del caos se lleva a cabo, al menos en lo percibido al interior del receptor de imágenes. Afuera, los que están a la intemperie van cayendo inertes; gracias a esto, de alguna forma se facilita el trabajo audiovisual. Cuando el camarógrafo muere, parece que todo termina, sin embargo es claro que tuvo una premonición: al tiempo, y por la situación en la que quedó dirigido el dispositivo, se aprecia el reinicio del movimiento... de la vida. ⓘ ™

El caballero medieval entre paréntesis

Allí va con su incómoda armadura-espada-en-mano en triste modernidad quijotesca (no por la figura por cierto, sino por el concepto... ancestral-de-lo-absurdo). La rendija por la que apenas-asoman-sus-ojos no "buscan" nada, ni dama ni querida. Lleva a cuestas un hechizo freudiano-lacaniano-merliniano. Cabalga-va-en-montura sobre animal en Troya fabricado (en épocas homéricas-por-cierto) con piezas de madera ensangrentada. La lanza de certámenes perdidos que "dicen" que ganó-que-está-ganando su amigo y servidor lo ha desmentido memoria de escudero y fiel esclavo: "Señor, la realidad: anda extraviado en puentes y caminos de lodo y desperdicio(s)". Higiene descuidada en las axilas (qué-imagen-tan-absurda-viene-al-cuento) calores momentáneos y tristezas lo envuelven lo embadurnan y... aprisionan. Catarsis necesaria, dice el otro. ⓘ ™

Renacimiento requerido

No sé si no requiero de la fuerza igual que de los besos anhelados noctámbulos-divinos-perfumados grandiosos: de una boca que conversa. Unir (de ser posible) la dispersa neblina que transita en los helados arbustos de florales consumados montañas-bosques donde amar se ejerza.  Es todo lo que digo esta mañana saludo la llegada de mi otoño inventos de mujer y de manzana. Giré y miré el botón y su retoño ungido en el jardín de donde emana el líquido de vida envuelto en moño. ⓘ ™

Clínica de la memoria

Ayer acudí a la clínica de la memoria. Se encuentra en uno de los complejos hospitalarios recién inaugurados. De hecho se denomina 'ciudad de la medicina neomoderna'. El antiguo nosocomio que atendía los pacientes que, como yo, requerían el borrado de sucesos tóxicos, se encontraba en él área central del viejo casco citadino. Pocos acudíamos al sitio debido a la clandestinidad con que operaba. Por fortuna, la nueva ley de salud permite que, al ser un mal común, este padecimiento forme parte del cuadro básico de enfermedades cuya asistencia es responsabilidad estatal. En aquel espacio clínico, recuerdo (y no hay contradicción) que había un área de nutrición. Pero ésta no trataba la alimentación ni el funcionamiento del aparato digestivo sino, precisamente, el crecimiento neuronal de los pacientes mediante unas sondas translúcidas que, según nos decían, llevaban microcuerpos sólidos de última tecnología que, ya en el interior, disparaban nanoproteínas con el objeto d

Ambientes u ofrecimiento

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Sucesos

La débil y bella creación entra a escena. El tosco galán procura tocarla con suavidad pero no puede. La dama opta por hacer mutis. Así iban las cosas cuando, de repente, irrumpe otro personaje, éste sí con toda esa prestancia tendiente a la acción, exhibiendo una fuerza inusitada, misma que se transmite a todo lo ancho y largo del improvisado foro de la vida. Unos cuantos de los escasos espectadores se reacomodaron un poco en sus respectivos asientos. Pareciera ser que no se inmutaron; que la última aparición era algo así como un ente esperado por la audiencia. Entonces se dan unos gritos desgarradores dentro del recinto; pero se desconoce su procedencia. Parece ser que provienen de las filas delanteras o, tal vez, del escenario. Por razones desconocidas, por propios y extraños incluso, la escena se trasladó del proscenio a la parte media de la zona de palcos. El director nunca ha podido explicar el proceder de sus actores ni de la obra en sí. Todo pareció como un su

Copenhague

Tus piernas invernales con tejidos rojos que andaban en palacios de barrocas formas apenas re descubren esa piel brillosa la misma que refracta la ilusión del vino. Describes el sendero al caminar despacio así siguen mis ojos entre nieve y rocas destino que nos lleve a la estación de trenes al viento que primero acomodó en tu rostro las gracias de la vida: singular belleza. Airoso sale el canto de los tiempos fríos y vuelve despacio hasta los campos de Francia: París, siempre París (con su mujer hermosa) o el norte nevado de las montañas claras ventanas de ilusiones encantos del alma. Me gustas, mi vida, cuando no estás ausente aquí en París o en Praga, tal vez Copenhague... ⓘ ™

Como casi siempre

No sé si dar o decir o... mejor pedir al –o a la par– dichosa prenda que se prende –dama que ama en este caso– a la fina tela de la red tendida al trazo violento que eriza la piel o a la lengua que la lame –no en sumisión sí en placer– cuando a ella –la mujer– la alcanza y la toca ella –la palabra– no sé. No sé si amar o desandar a la prenda que pretende y... que se prende en cada nuevo inicio –indicio de las vidas vivas– que emprende-aprende-aprehende hoy como c a s i siempre. ⓘ ™

Mundos oníricos

Anoche, en uno de mis sueños azules, soñé que soñaba el cielo. Era un sitio cálido, con flores y mucha agua y ésta, curiosamente, representaba un color tendiente a una combinación de amarillos y rojos. A propósito, por más que lo busqué, no veía el cromo naranja. Aún dormido, cuando desperté, en efecto continuaba soñando. Y allí, en ese otro lugar, por cierto también acogedor, estabas tú en forma de mariposa. Entonces volamos ambos por sobre un bosque repleto de abetos y nogales. Ya no supe cómo fue que me despabilé, de hecho creo que seguía en la ensoñación pues... al no estar en vigilia, pertenecía al imaginario. Ahora entiendo que fabriqué una red de relatos relativos con una narrativa común. Como vivo en la montaña, lejos de los grupos humanos, sé que sigo adentro de una de mis creaciones; y es que el cielo –siempre el cielo– que se protege del (mal) tiempo y de las tempestades, se me ha presentado en tonalidades oscuras... violáceas. Sigo, por cierto, volando.

Los románticos

Los románticos no se emocionan. Viven en la emoción. Su umbral del asombro es muy bajo, por lo que casi todo les sorprende. Sin embargo, suelen distinguir aquello que originan sus también emotivos pares. Esto no quiere decir que, por ese hecho, deban establecerse interconexiones amorosas entre sí. Sentimientos sí se presentan, sin duda. De hecho, podría decirse que permanecen en constante estado de indefensión debido, principalmente, a una posición idealista, entre fantasiosa e ilusoria, pero con ingredientes 'reales'. Algo así como un materialismo quijotesco(*). Su narrativa tiende a las disonancias, como en la música contemporánea atonal. Entonces, pueden generarse un sin fin de combinaciones no necesariamente melódicas, sino disparadas hacia los altibajos. Por eso, parecieran contradictorios pero, en realidad, simple y llanamente eligen su(s) estado(s) de ánimo, aun sin importarles las opiniones de los demás. Pareciera que habitan en el caos mas no es así. Man