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Mostrando entradas de noviembre, 2018

De mañanitas

Me gusta regar el patio frontal de la casa, sobre todo antes de que aparezca el sol. El frescor de la mañana alimenta mi piel y mis sentidos todos. Huelga decir que la tierra mojada me produce la satisfacción de retornar al contacto con el origen. Veo el rosal y le echo agua abundante; así, sus flores mantienen la constancia de adornar tanto el jardín como la fachada. Piso el césped con mis pies desnudos y entro en contacto, todavía más, con la sabia naturaleza. Los alcatraces me saludan, junto con la mata de chiles. Y las violetas; ah, las violetas, las que quieren ganar espacio a contrapelo de toda la herbolaria. Más allá, como siempre, florece el arbusto que renace a cada poda, limpia o roce de tan venerado espacio. Trae colores varios, desde el amarillo hasta el violeta, en el entorno blanco y verde. Al final aspiro el aire que se siente rozagante, como yo, y juntos (re)iniciamos con vitalidad las labores cotidianas. ⓘ ™

Fogón

Ni sé si recordar tal vez vivir de nuevo el llevarte de la mano niña ausente a todos mis lugares  del presente en tiempo. El subir en el coche de las risas la noche delicada en que volvieron las estrellas delicias citadinas y así en el calor del golpe veraniego sin prisas  eso sí ni malavares vivimos de nuevo acurrucados en nuestro palacete y nido el que evoca tu vino y mi aguardiente. Construcciones insomnes carentes de ridículas murallas  sin ser orientales ni chamanes podemos hechizar nuestros suspiros en arcos columnatas y plazuelas. Comamos ya nuestra ensalada mixta de árboles con hojas literarias bebamos pues el jugo de los frutos musicales retomemos el mito y la vanguardia habrá que alimentar los leños el caldero espera. ⓘ ™

Música de fondo

Debajo de tu brazo está el resquicio buscado muchos años por mi testa después de haber subido hasta la cresta conozco mi refugio al precipicio. En sueños elaboro un ejercicio que otorga presuroso la respuesta sin ser el oboísta de la orquesta me piden la tonada del inicio. Intensas campanadas perentorias cual viento en las montañas estos meses parecen tamboriles las historias por eso voy hurgando en mis reveses cantando cual juglar con las memorias libero culpas áridas con creces. ⓘ ™

Juntos

Los míos enarbolan juventudes  en este mar enorme y turbulento también hoy se distancian del tormento mostrando la verdad de sus virtudes. Sentimos en la orilla mil aludes que forman bolas negras contra el viento mejor acá se toca el instrumento al par de clavecines y laúdes. Regresan al rozar del horizonte felices del suceso cotidiano con calma sin hacer maldad que afronte. Mi gente tan amada en mar profano recorre las veredas en el monte y juntos definimos al humano. ⓘ ™

18 minutos aproximados

      "Es tal la excitación que me embarga, que no necesito levantar la mano para tocar el cielo"        M. L. Nos encontramos en un palco dentro de la sala de conciertos. Está a punto de iniciar "El Bolero" de Ravel. Hace como treinta años, cuando lo escuché en vivo bajo la conducción del Maestro Eduardo Mata, estuve a punto de alcanzar un orgasmo en la parte final de la obra, cuando toda la orquesta participa en un maravilloso espectáculo. Bombos y platillos, así como tubas y trombones enmarcan la presencia del todo sinfónico. En esta ocasión no sabemos quién dirige; lo que sí, sin duda, que traemos el eros desbordado. Solo nosotros dos ocupamos el reservado con capacidad para ocho espectadores, cuatro en la fila de adelante y otro tanto en la posterior, que es en donde nos ubicamos. Comprendemos que, en cuanto sea apagada la luz del foro, nuestros movimientos serán prácticamente imperceptibles; mas no así la emisión de sonidos. Cuando in

Vaca

Me agacho a chupar tus ubres, las que te cuelgan casi hasta la tierra, de tan ansiosas de ser mamadas y ordeñadas. Succiono con fuerza una teta y tú intentas levantarte para sentir más cabríamente mi jaloneo. Muges de dolor y placer. Una vez que termino, me poso debajo de tu hocico para que deposites en mi boca esa saliva lechosa con sabor a vida, calentura y excitación indescriptible. Me pides con los ojos que haga un desplazamiento y me ponga debajo de tus ancas. Eso hago y, sin levantar las patas, comienzas a orinar mi rostro, con el objeto, en principio, de “marcar” territorio. Yo, lamo y bebo de tus líquidos, que a estas alturas de mi animalidad, no son sucios ni residuales, sino cachondos, deliciosos y vitales. Me saben a lo que toda tú. Sigues meando y abro mi boca para que tu chisguete entre directo a mi garganta, como si tomara vino tinto de una bota. Recibo tus orines y los trago sin cerrar la boca. Nomás escucho tus gemidos, mugidos vacunos, exaltaciones

Sol de media noche

A hora sé que te entiendo y quisiera tenerte y usar mi tiempo  entenderte. En tenderte una y otra vez una y otra vez o mejor la misma a cada segundo que conforma nuestra vida. Es en este estadio en el que nos pertenecemos eternamente es en esta eternidad en donde deambulamos con audacia y entusiasmo es ésta nuestra astucia del ser y estar aquí y cada vez más acá es tener nos y tendernos una y otra vez o mejor la misma. ⓘ ™

Ave necia 3

Elevo esta plegaria circunspecto llorando al interior de mi conciencia lo cierto es que le ofrezco reverencia a la mujer que mueve mi intelecto. Veré de coincidir en el proyecto el mismo que me llena de impaciencia soy de otra condición –tal vez creencia– origen potencial: causa y efecto. Jovial –siempre decente y transparente– admiro su belleza cristalina innata juventud irreverente recurso elemental –aquí y en China– al no pertenecer a su presente me siento la palabra clandestina. ⓘ ™

Cromos o literatura de colores

Dedicado a mis amigos Alicia Bruzas Cecis y Teo Revilla Bravo Podría decirse que Cézanne inventó el rojo y Picasso , el azul. Pero esta reflexión es demasiado simple. ¿En dónde quedarían los matices de Renoir , Gauguin y Toulouse Lautrec ? ¿En dónde, las tonalidades de Matisse y Modigliani ? ¿Y los amarillos de Van Gogh ? Parece, entonces, que es más sencillo encontrar los colores en Brahms o en Mahler . Más aún, en Bartók . Aunque, ¿en dónde, la intención e intensidad de Miles Davis o de Jaco Pastorius ? Duke Ellington se reunió con Diego Rivera y resolvieron el acertijo: Crearon la música mural o el jazz pictórico. Jim Morrison y John Lennon , así como Wim Mertens junto a Alberto Ginastera, dieron pie a la brillante propuesta de Philip Glass en su 'Einstein on the beach’. Roberto Matta y Rufino Tamayo le entregaron la responsabilidad a Miguel Ángel Asturias y a Gabriel García Márquez. Así, el impresionismo-surrealismo hi

Aquelarre

Las brujas no traen una manzana hechizada en la mano ni tienen una verruga en su nariz aguileña. Tampoco son de edad avanzada pretendiendo aparentar juventud. Eso sí, el caldero de sus pociones siempre está en efervescencia, como connotación de la vida manifiesta. Las brujas sólo andan en busca del amor, el que por lo general lo ven depositado en un cuerpo ajeno. Todavía se transportan en escobas (yo las he visto); esto es debido a su imperiosa necesidad de volar con plena libertad; "los aviones son para los mortales" les he escuchado decir. Las brujas, al igual que las princesas, tienen un origen más allá del mito... Como se ha visto, no son malas ni buenas, sencillamente aman. ⓘ ™

Hoy soy ángel

Debido a que desperté muy entrada la mañana decidí hacer una reflexión por demás audaz: si los ángeles no vuelan, entonces yo podría ser uno de ellos. No he pensado precisamente en las características divinas, sino en las correspondientes a la plástica y/o pictórica del imaginario terrenal. Esto es, recrear la obra de algún autor medieval o barroco (o incluso más reciente), en cuanto a las formas angelinas humanas y, mediante el arte de la ilusión y el deseo, ocupar "su" lugar (el del ángel) y experimentar la vida a partir de ese sitio. Obviamente la situación, pensé, se trataría en tiempo real. Ah, y con otra... Tanto el artista como la obra deben ser de mi completo agrado. Consideré, pues, a Giotto o Lorenzetti, tal vez Rubens o el mismísimo Rembrandt, cuyos cuadros de ángeles respondían a la búsqueda producida por mi reflexión matutina. Me quedé, sin embargo, con el ángel de Caravaggio: la imagen en la que san Mateo se inspira, parece ser que por la su

Concerto grosso en mi mayor satisfacción, en tempo lento, allegretto e molto furioso para cuerdas armónicas en bajo continuo

Primer movimiento: cantábile El inicio siempre se establece mediante una estrategia sonora a través, si no de las cuerdas vocales, sí, de las lenguas ensalivadas que recorren toda la piel de la sinfonía de tu cuerpo. Segundo movimiento: largo Y no podía ser de otro modo, pues en el ir y venir de la seducción, las figuras retóricas, melódicas y sensuales se desarrollan en enormes y lujuriosos tiempos del engarce de nuestra masa corpórea. Tercero movimiento: rapsodia e minuetto  Variaciones casi sobre el mismo tema a manera de danza neobarroca y con la licencia poética propia de las circunstancias artísticas de nuestra no reprimida sexualidad. Finale Vuelta al tempo sonoro, mas ahora no en cánticos, sino en pausas de satisfacción plena. ⓘ ™

4 Moja moda toda toga

Moja tu cuerpo clásico coronado en capitel corintio jónicas volutas en tus formas formadas formateadas en un bello lugar básico bajo el Olimpo limpio. Moda cariátide mortal con cargas de ilusión y de verdad peso que llevas en tu espacio muy despacio por los cielos y las nubes. Toda hoja de acanto sobre el fuste esbelto. Toga que en el Ágora los sofistas portan y la palabra baila. ⓘ ™ publicado el 29 de diciembre de 2010

Latente sensibilidad tu sexo

La nada reaparece desafiante irrumpe entre los llenos del rellano y fiel es la vereda que descubre tu cuerpo cual diamante descubierto. Recubre en un momento la pareja el plano con auténticos repliegues y nadie -referente de lo humano- lo lleva con perfil de caminante entonces de las manos ya tomados podemos construir las siete aristas. Con gritos y silencios majestuosos me gustas más sexuada piel rodante soy claro al engarzarme con tus piernas que dan parcialidad a mi memoria tal es la excitación que trae el tiempo del viento hasta tus senos nocturnales. ⓘ ™

Vértigo

Al dar un giro sobre su propio eje, se dio cuenta del peligro. Aunque no lo quería, porque no deseaba incrementar el temor, dirigió su mirada -de reojo- hacia la lejana distancia inferior y alcanzó a ver los pequeños vehículos que circulaban abajo (en la aparente calle diminuta). Levantó el rostro de inmediato y recibió en el mismo, en un breve intervalo, un incipiente brillo que provenía de un pequeño orificio enfrente de su vista. Decidió desplazarse hacia dicho lugar, para lo cual extendió sus brazos con la finalidad de mantener un cierto equilibrio. Al mover simultáneamente ambas extremidades inferiores, dio un traspié y estuvo a punto de venirse abajo. En verdad que demostró tener muchísima fuerza en la planta derecha, ya que hubo un momento en el que exclusivamente en ella se concentró y soportó el doble peso corporal, esto es, el propio de la masa específica aumentado por el requerimiento vital de la verticalidad. Gotas frías de sudor empezaron a recorrer su c

Cipreses encantados

Eres marítima y madura como oleaje de nubes y lava. Proyectas sombras lumínicas desde lo alto de las jacarandas. Estableces el punto de llegada. La partida topa siempre con lados eternos yuxtapuestos. Caminas con gusto entre los cipreses y fundas ciudades encantadas. Eres pues la rueda y la fortuna el carrusel de los secretos el cuidado y el mañana. Y sé cada vez con más certeza que el lago es nuestro océano la montaña la vida y la luna el pregón matutino de la cascada. ⓘ ™