Hoy soy ángel



Debido a que desperté muy entrada la mañana decidí hacer una reflexión por demás audaz: si los ángeles no vuelan, entonces yo podría ser uno de ellos.
No he pensado precisamente en las características divinas, sino en las correspondientes a la plástica y/o pictórica del imaginario terrenal. Esto es, recrear la obra de algún autor medieval o barroco (o incluso más reciente), en cuanto a las formas angelinas humanas y, mediante el arte de la ilusión y el deseo, ocupar "su" lugar (el del ángel) y experimentar la vida a partir de ese sitio.
Obviamente la situación, pensé, se trataría en tiempo real.
Ah, y con otra...
Tanto el artista como la obra deben ser de mi completo agrado.

Consideré, pues, a Giotto o Lorenzetti, tal vez Rubens o el mismísimo Rembrandt, cuyos cuadros de ángeles respondían a la búsqueda producida por mi reflexión matutina.

Me quedé, sin embargo, con el ángel de Caravaggio: la imagen en la que san Mateo se inspira, parece ser que por la sugerencia del ser alado.
Lo grabé en mi mente y recorrí todos y cada uno de los trazos del pintor, no sólo los del ente mítico en cuestión sino también los del santo.
Y aquí me tienen, como el Wang Fõ de Yourcenar, pretendiendo vivir e introducirme al objeto de arte.
Subo y bajo de esquina a esquina y me muevo de lado a lado; paso varias veces por el área central y, después de llegar al lugar destinado, me posesiono.
Creo que siento la inmensidad de la creencia celestial.

Y ahora resulta que vuelo, por lo que me he acercado aún más al concepto que, a estas "alturas", no sé si sea mítico o deje de serlo.
Ahora, no sé si permanecer o no al interior del cuadro.
Probablemente espere unos instantes; parece incluso que el santo también pretende moverse.


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