En torno a la cosmogonía



Las estrellas pequeñas suelen acompañar a ciertos corazones parecidos a los espíritus en armonía.
Se distinguen (los cardio músculos) por contener un color púrpura mucho más intenso que otros.
Los astros, en cambio, mantienen ese brillo que tiende a la pureza del agua.
Ambos elementos renacen cada vez que transcurre un ciclo, ya sea acuático, astral o de cualquier otra índole.
Los corazones a veces se manifiestan como si fueran seres jóvenes y las estrellas, en su formato alado. He aquí pues la naturaleza más elemental de los ángeles que todos conocemos.
Por eso, los sentimientos vuelan incluso hasta el infinito y, en el cumplimiento circular, aparentan un retorno al origen.
Éste no se da, sin embargo, pues siempre, por mínimo que sea, hay un movimiento significativo que genera el avance.



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