Cromos o literatura de colores

Dedicado a mis amigos Alicia Bruzas Cecis y Teo Revilla Bravo

Podría decirse que Cézanne inventó el rojo y Picasso, el azul. Pero esta reflexión es demasiado simple.
¿En dónde quedarían los matices de Renoir, Gauguin y Toulouse Lautrec?
¿En dónde, las tonalidades de Matisse y Modigliani?
¿Y los amarillos de Van Gogh?

Parece, entonces, que es más sencillo encontrar los colores en Brahms o en Mahler.
Más aún, en Bartók.
Aunque, ¿en dónde, la intención e intensidad de Miles Davis o de Jaco Pastorius?

Duke Ellington se reunió con Diego Rivera y resolvieron el acertijo:
Crearon la música mural o el jazz pictórico.

Jim Morrison y John Lennon, así como Wim Mertens junto a Alberto Ginastera, dieron pie a la brillante propuesta de Philip Glass en su 'Einstein on the beach’.
Roberto Matta y Rufino Tamayo le entregaron la responsabilidad a Miguel Ángel Asturias y a Gabriel García Márquez.

Así, el impresionismo-surrealismo hizo literatura de colores.
Y, lo sepan o no, en éstas andan  (o andamos) los que se dicen (o nos decimos) escritores.


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