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Mostrando entradas de diciembre, 2018

De compras

Ayer fui al mercado a intentar comprar tres kilos de poesía y dos, de cuento. Siempre prefiero este lugar a los grandes almacenes y supermercados porque me gusta mucho regatear y, sobre todo, obtener artículos "casi" de primera mano de quienes los producen. En uno de los puestos de la entrada, encontré muy magullada la mercancía; parecía que había sufrido malos manejos desde el embarque. Se veía muy golpeada (sobre todo la poesía). En el tenderete contiguo era el cuento el que manifestaba ese mismo estado de indefensión. Con el ajetreo de la descarga quedaron olvidadas en el camión la semántica y la sintaxis; la ortografía se veía regada aún en los pasillos; no les había dado tiempo de recogerla. Por acá se veía un guión, más allá, una tilde o una virgulilla inclusive. No es fácil hallar a alguien que venda ambos productos (y de buena calidad), por lo que decidí caminar precisamente a la zona donde están instalados los especialistas. Efectivamente, en tal áre

Pastorela

–versión 2018– Dicen que Lucifer es hermoso. La verdad: no lo sé bien. Pero algo sí puedo asegurar: tengo cara de malvado y soy tan solo un pastorcillo de contradictoria y aparente inocencia. Me han dicho mis ancestros que debo adorar a un niño pobre que ha nacido en un pesebre y... eso haré. Sin embargo, de repente me veo rodeado de diablitas y angelitas... Mmmmm, son más bellas y sensuales las primeras que las segundas... por mucho. Recurro al pensamiento de mis ascendientes: "siempre vence el bien sobre el mal"; aunque algunas veces (reflexiono) no se da así. Ejemplo claro es el caso del mayordomo en turno, ése, el que guarda el santito en su propiedad una larga temporada... Varios son los caciques que se han disputado tan "honorable" cargo. Huelga decir que en mi casa nunca sucederá. Otra situación que me viene a la mente es la referente a las reuniones del padrecitos de la iglesia con los padrinos o políticos del barrio. De todos es sab

El poema de las ausencias

Violencia manifiesta de lucha imperceptible cual goce permisible de tus labios desbocados cual galope de cuadrigas guerreras opulentas parece historia ausente figuras recurrentes porcelanas semblantes blanquecinos denotan en los días derroches melodías reinados vespertinos. Las sombras del camino longevo y lisonjero sendero luminoso de lo inverso figuras recurrentes se reflejan finas, sembradas al roce unidas sí, consecuentes con bordos vegetales de esta vida. Son tristes las hazañas conseguidas por plumas con ausencia colorida auroras de bondades en lo etéreo redobles de batallas ancestrales. Los velos conjurados por destellos esconden las verdades silenciosas y emergen cual figuras recurrentes esencias de rosales o azucenas. Las penas de la infancia gestionan alabanzas y el tránsito al deseo es la fragancia corpórea y alocada, huidiza al devaneo; figuras ¡ay! De rastros peregrinos con rostros y dramáticas gestuales re

Dos

Hoy soy éste y soy el otro. Entes que se entregan, así como también reciben y miran con atención. Los dos te pertenecemos y tal vez viceversa. Levanta ella las manos para alcanzar el cielo el par hace lo propio y así sus senos toca la boca ensalivada puede escribir el verso Mujer que reconoce observador inquieto. En medio de la nada vuelve a surgir el canto amantes que se quieren habitaciones sordas delicia en intercambios cuando las pieles sudan caricias virginales se dan en cada cuerpo la cálida sonrisa complicidades mutuas. Llegué justo junto al otro. Mis dedos recorren tus ojeras después de cada toque de cielo. Debí voltear cuando alcanzaste dicha dicha. El otro podrá irse; yo, me quedo. ⓘ ™

Crónica mayéutica -con cierto tono dramático (entre trágico y cómico)-

¿De dónde proviene? -De Bélgica, pero últimamente he vivido muy cerca de Delfos, por lo que me considero délfico. Y dígame, ¿qué le ocurre? -Todo inició con un cólico… ¿Constante? -No, esporádico, pero al final se volvió crónico. Tal vez le parezca extraño, pero le hará un par de preguntas de carácter… -Didáctico, ¿verdad? Eso es cierto, ¿cómo lo supo? -Por pura práctica entre mágica y profética. Pero, le escucho cual político auténtico. ¿Qué estilo de arte le gusta? -¿Querrá usted decir “estilo artístico”? Sí, eso. -Obviamente el gótico, aunque también me fascinan, en el orden arquitectónico griego antiguo, el dórico y el jónico… ¿Y el corintio? -No, en efecto. Ya lo suponía. Y acerca de los materiales modernos, ¿cuál prefiere? -El plástico unido en fábrica con pegamento epóxico. Pero esto suele ser… -Muy tóxico, ya lo sé. El otro día hice un recorrido gráfico, desde el paleolítico hasta el presente calendárico, pasando por el neolítico, y re

Caleidoscopio

"La misma noche que hace blanquear los mismos árboles, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos". Pablo Neruda. El frío de la madrugada combina con el brillo de tu espalda. Eres la metáfora y la anécdota, el horizonte pleno en comunión con la Luna. Me representas la vida en medio del caos.  Beso los dedos de tus pies o al menos lo pretendo... Vuelta a la imagen... Los cristales se reacomodan y ahora eres tú la que recorre mi cuerpo con esa boca ávida y sensual. Los poros se me erizan y se confunden con las nubes en lontananza. La alborada tiende a su fin. Desprendo minerales  duraznos transparentes así los personajes pretenden y entretejen arácnidas siluetas o redes clandestinas en tiempo y movimiento colores estivales. Soy vino en cuadros rojos con néctares inciertos volúmenes de aspecto delirante tendido en nubes eclipsadas confín y primavera joviales epidermis mudas. Murallas básicas requiero cúpulas y l

Fronteras en verde

La orilla (justo al lado de tus piernas) describe con verdad cierta frontera divide la humedad verde cantera del golpe cristalino en las cavernas. Recorres (sin tocar) nubes eternas al tiempo que mi corpus se libera pareces corte fino fiel madera astillas de mi mesa en las tabernas. Es cierto (con mis manos y tu espalda) se encuentran siempre lúdicas acciones al borde del tejido de la falda. Susurras sin cesar nuestras canciones en tonos del color de la esmeralda limítrofes y extensas las pasiones. ⓘ ™

Métrica

Miro tu rostro y lo mido –tomo medidas– es decir en todo tipo de sentido terrenal desde el horizonte incierto hasta el paralelismo de nuestras respiraciones. No tomo distancia sí en cambio me percato de la proporcionalidad de tu inteligencia con la mirada hacia mi parte débil es decir a lo irremediable de mi ser en sí es medir una a una tus figuras retóricas pletóricas de signos crípticos-críticos. Simbología onírica en el despertar desmedido. Extiendo pues piernas y brazos estilo extremo  eterno transversal. Portas como pocas la expansión sacra de tus labios bajos y disfruto por siempre de los jugos de la historia. Mido y tomo -bebo- trato de darme vida en la medida en la que recorremos el tiempo. ⓘ ™

Telenovela

La pobre vendedora de pobres flores, (quien por cierto era pobre), tuvo la desgracia-fortuna (o viceversa) de enamorarse del rico y adinerado vendedor de camas de agua (en las que el rico duerme rico). Ella era la esperanza de su madre ciega (antes se le decía invidente) y de su abuelo minusválido (ahora se le dice 'de capacidades diferentes'). Sin embargo, cerca de la casa pobre de la pobre vendedora, vivía un profesor universitario que también era pobre. Este personaje vivía solo. Y este pobre catedrático se enamoró de la muchacha, con lo cual quedaron establecidas las bases de cuarenta y seis capítulos de la gustada serie televisiva. Todo giró y se desarrolló en torno al pobre profe pobre, la pobre vendedora de pobres flores y el rico empresario que dormía rico. Claro, también hubo personajes secundarios con historias relativas e intrascendentes; bueno, tan intrascendentes como la intrascendente historia del pobre profe pobre, la pobre vendedora de pobres fl

Montañera (*)

"Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos te pareces al mundo en tu actitud de entrega (...) Cuerpo de mujer mía (...)". Pablo Neruda Hay tantos besos no dados en mi boca, que podría construir (y de hecho, lo haré) nuevas historias y formas sobre tu rostro y cuerpo, los que llenaré de saliva y deseo contenido. Te imbuyes de mí me recibes al verdad mirar al vértigo has vencido ven si dominas ya a los elementos elevas el andar agreste y regresas al origen pero no vuelves siempre avanzas con el trazo circular-cósmico y en concordancia con los vaivenes del planeta. Asciendes por tanto también a mí -y no hay jactancia- aminoras el paso y reflexionas -ya es un hábito ancestral- enfrente nuestro no vemos sino síes -novedad sería la negativa- se confirma pues la palabra antigua y se entrelaza la dicha con lo dicho -voces milenarias direccionan- la cima es ésta... aquí. ⓘ ™ (*) (Publicado en septiembre de 2010

Orugas

Al rompimiento de la oruga original, parece que sigue el replanteo del pecado (extrañamente también denominado 'original'). [Resulta curioso que las religiones hayan encajonado (como en otra oruga –en este caso: virtual–) la sexualidad y los ejercicios de intercambio carnal, esto es: el compartimiento de las desnudeces] La metamorfosis lograda, sin duda exige la ruptura del cascarón mayor e invisible... Y es en este contexto en el que resulta un tanto cuanto molesto la excesiva aparición (en varios espacios) de las 'bendiciones' virtuales, las que, en teoría, debieran emitirse por entes (sacerdotes) 'autorizados'... En cambio, si se 'rompe' esa otra prisión, y se emerge a la luz, en el más puro intercambio de la sexualidad, ni qué decir de la lluvia de ataques a recibir. Se insta al rezo y a la oración y no, al placer y la satisfacción. Sería interesante (y atractivo) el rezar junto con un cuerpo desnudo... ⓘ ™

Figuraciones

Parecía que la forma iba cayendo a pedazos; el pincel, entonces, trataba de rescatarla para volver a armar el rompecabezas en el plano. Era necesario que algunas piezas reposaran en la paleta un cierto tiempo, tan solo el suficiente para que el creador les encontrara su ubicación. Ésta no siempre correspondía al papel que jugaron en su anterior morada (en el tiempo previo al colapso de los cromos). Por eso se requerían audaces mezclas tonales que de alguna manera encubrieran las nuevas disposiciones en el lienzo. Brochas y espátulas también eran embadurnadas con colores de todo tipo, para obtener los mejores resultados plásticos. A veces la tela se teñía rápidamente de motivos novedosos; pero en muchísimas ocasiones, era muy difícil el poder recuperar la figura original, y el cuadro reposaba por un lapso incierto. La imagen en construcción por lo general se ha debatido entre la apreciación visual y la ejecución manual: búsquedas conceptuales de lo que puede ser la antigu