De compras



Ayer fui al mercado a intentar comprar tres kilos de poesía y dos, de cuento. Siempre prefiero este lugar a los grandes almacenes y supermercados porque me gusta mucho regatear y, sobre todo, obtener artículos "casi" de primera mano de quienes los producen.

En uno de los puestos de la entrada, encontré muy magullada la mercancía; parecía que había sufrido malos manejos desde el embarque. Se veía muy golpeada (sobre todo la poesía).
En el tenderete contiguo era el cuento el que manifestaba ese mismo estado de indefensión. Con el ajetreo de la descarga quedaron olvidadas en el camión la semántica y la sintaxis; la ortografía se veía regada aún en los pasillos; no les había dado tiempo de recogerla. Por acá se veía un guión, más allá, una tilde o una virgulilla inclusive.

No es fácil hallar a alguien que venda ambos productos (y de buena calidad), por lo que decidí caminar precisamente a la zona donde están instalados los especialistas.
Efectivamente, en tal área tuve la oportunidad de recorrer una gran cantidad de negocios y me di cuenta de que curiosamente este tipo de comercio no es negocio; es decir: las ventas están prácticamente caídas.
Entonces me di a la tarea de clasificar lo que vi y descubrí que casi todos los autores adolecen del mismo mal: manejan temáticas cursis y antiguas. Carecen de innovación y audacia.
La literatura no va a la par con el desarrollo contemporáneo de otras artes como, sobre todo, las plásticas.
No se percibe un 'arte moderno literario'.

En fin, antes de retirarme del recinto, apareció un lote de poesía que sin duda tenía plaga; cada libro parecía como agusanado en su interior. Digo esto porque las pastas y portadas se veían impecables, con un muy bello colorido, pero despedían un olorcillo fétido que acusaba en su interior un cierto grado de descomposición. Esto se alcanzaba a percibir, aun al considerar que junto se ubicaba un vendedor de cebollas con ese aroma penetrante e inconfundible.

Cambié entonces el objetivo de mi compra.
Salí del mercado con dos kilos de jitomate, medio de chile, uno y medio de cebolla y unas ramas de cilantro. En un rato prepararía una exquisita salsa. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Debo disculparme?

Ojiva –planeación y resistencia

Hilos