El poema de las ausencias

Violencia manifiesta de lucha imperceptible

cual goce permisible de tus labios

desbocados cual galope

de cuadrigas guerreras opulentas

parece historia ausente

figuras recurrentes porcelanas

semblantes blanquecinos denotan en los días

derroches melodías reinados vespertinos.

Las sombras del camino longevo y lisonjero

sendero luminoso de lo inverso

figuras recurrentes se reflejan

finas, sembradas al roce

unidas sí, consecuentes

con bordos vegetales de esta vida.

Son tristes las hazañas conseguidas

por plumas con ausencia colorida

auroras de bondades en lo etéreo

redobles de batallas ancestrales.

Los velos conjurados por destellos

esconden las verdades silenciosas

y emergen cual figuras recurrentes

esencias de rosales o azucenas.

Las penas de la infancia gestionan alabanzas

y el tránsito al deseo es la fragancia

corpórea y alocada, huidiza al devaneo;

figuras ¡ay! De rastros peregrinos

con rostros y dramáticas gestuales

regresan ¡ay! Terribles pero suaves

y forman un contorno nebuloso.

Regresen y reflejen, comenten mis victorias

son pocas, pero saben a vinos consagrados

que legos e iletrados añejan con leyendas,

con voces y relatos valerosos.

Relatos infantiles en tiempo destinado

sol, luna, cuadro blanco

muñeco de la audiencia

un cielo vigoroso

que espera silencioso

la vida triste y sola de este feliz encuentro,

la alegre dicha de llorar con llanto,

las nubes negras que traerán limpieza

y esencia de los fruteros

palmeras (de cocoteros).

Los fuegos de artificio celebran la victoria

mi amor acostumbrado

lenguaje de lo bello.

Corramos, niña mía

caminos solos (de las mismas señas)

vivencias montes de pintura clara.

Las obras tuyas, la lectura fina:

tres bigas (de corceles celestiales)

galopen pronto, cual diamante en mina.

Vamos ya, mis hermanitos

liberen mis vestidos: dibújenlos sencillos.

Ausentes estaremos (un tiempo necesario)

subir al campanario del templo del silencio

es paso imprescindible

para vivir viviendo.

ⓘ™