Oración de fines de noviembre


A punto de despedir el mes previo al final anual, es imprescindible reiterar mi pasión por el bien hacer tanto como por el buen decir.

Que se reúna el pensamiento positivo con las buenas vibras cósmicas para beneficio de sanos y enfermos.

Aun dentro de las satisfacciones, tienden a hacerse presentes las adversidades cotidianas y se generan esas luchas internas que a veces afloran e irrumpen en el continuo existente.
Debo pues de sonreírle a esta situación para tratar de afrontarla con la mejor de mis actitudes.

Hoy pues, comparto la maravillosa experiencia de la continuidad en cuanto a lo tolerante y lo apacible (confieso la enorme dificultad para lograrlo).
Iniciaré la cotidianidad con agrado y energía.

Agradezco a quienes dieron la vida, de una u otra forma, para construir la felicidad de los míos y la mía propia y, sobre todo, por permitirnos participar de este gran banquete de un nuevo y brillante amanecer.
Deseo para todos el bien decir, el bien hacer y la adquisición de sentimientos sacros por encima de las maledicencias.

La vida, reitero, es muy corta como para no ser feliz.


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