Confieso que espero esperanzas


"Hay tiempos para reventar cohetes y otros para recoger las varas".
Dicho popular

Salgo de la cueva alada; el aliento que me impulsa operar como golpes benignos de ariete. Vuelo por encima de la debacle; miro hacia el precipicio y pareciera que los hombres se convirtieran en sal. Las mujeres, sin embargo, comen manzanas jugosas.

Ha reventado la coherencia: el pueblo adora e idolatra las creaciones mundanas. Los dioses estallan en cólera y los escribas oficiales toman nota. Afortunadamente, un grupo de juglares guarda la verdad, no en su memoria, sino en lo que representan a lo largo del camino.
Comprendo que, de entre las cenizas, no surge un ave mítica, sino la esperanza mítica.

En la acepción literaria, hoy no cuento; en la otra, tampoco. Estoy pues a la mitad de la credulidad. Y no otorgo a nadie, ni al suscrito, el beneficio de la duda. Necesito el jugo de la fruta procreada por la sonrisa de la que amo.

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