Final


Iba de la mano, o más bien: del ala, de un cuervo, no se sabe si debido a la influencia de Poe o por la necesidad de criar a un futuro atacante…

Lo cierto es que, a estas alturas, el ave caminaba con esa propiedad y soltura que solamente otorga la valoración y una cabal autoaceptación. El pico parecía que brillaba; no se le alcanzaba a distinguir bien lo que sobresalía del mismo; unos sostenían que era un pequeño gusano; otros, qué más bien portaba una especie de listón confeccionado con una tela muy resistente y nada barata.

Al llegar al final, se dio tan solo un leve intercambio de miradas… el último.

Fue en ese momento que todo se supo.

™®

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Debo disculparme?

Ojiva –planeación y resistencia

Hilos