Un buen día descubrió que las líneas que conformaban, no solamente sus huellas digitales, sino toda la epidermis corporal, respondían a un código compuesto por símbolos de naturaleza lógica.
La escritura me conduce hacia ti; no precisamente porque seas mi musa (que lo eres), sino por esa extraña relación que hay entre la tinta y tu sudor: ahora ambos virtuales. Cuando decidiste tomar distancia no me percaté de lo ocurrido ese septiembre en París. Ahora, a la distancia (a la otra: a la del tiempo) percibo el desconocimiento del origen de los hechos. Yo regresé a nuestra natal Málaga y tú te quedaste en la Ciudad Luz. (Bien sabes que, aunque oriundo de Santiago de Compostela, desde pequeño me llevaron al Mediterráneo). No sé entonces si quien se distanció fue este soñador empedernido porque, aún no entiendo cómo tomamos las decisiones ni si éstas fueron las adecuadas. Lo que sí tengo claro es que de ahí se dio el inicio de lo nuestro. (Muchos otros comienzan en el encuentro. Nosotros, en la lejanía). Lo que en mí mantiene esta ilusión son tus sueños compartidos. Ah, y los hilos de la red de complicidades con los que hemos construido lo que solamente tú...
(6 de agosto) No pudo planear debido a que el aire no le ofreció resistencia. Los objetos, por su parte, se negaron a resistir; lo sucedido superó lo planeado. La resistencia tampoco planeó pues desapareció inmediatamente cualquier movimiento opositor. Todo eso sucedió instantes después de que la ojiva, conforme a lo planeado con anterioridad, abandonara el pequeño pero resistente "Enola gay". ⓘ ™
Las letras bailotean al ritmo que establecen las modernas plumas cibernéticas, otrora teclas. Palabras que emergen de una nada aparente y que, en verdad, han formado y forman parte del ente creador. Entonces, en efecto, construyen alegorías y entramados que buscan con avidez la interpretación más adecuada. Ésta no siempre llega. Es más, hay veces que, como se dice coloquialmente, brilla por su ausencia. Pues bien, todo parece indicar que dicha luz, la que en apariencia no está presente, es el motivo real del existir literario; bueno, al menos así es en el autor de estas líneas. Por un lado existe el mensaje emitido-pretendido y, por el otro, el o más bien los recibidos, pues éstos se multiplican casi que por cada lector en el esquema conceptual de la comunicación. Aquí es en donde se sugiere que el escritor contemple la posibilidad de manejar la claridad que ofrece el brillo en contraposición con las sombras literarias. Luz deliciosa y delicada del mundo no perfect...
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