Ritmos
Chapea el monte, cultiva el llano,
recoge el fruto de tu sudor.
Guillermo Portabales
Se escucha el golpeteo de un instrumento o herramienta. Los intervalos muestran cierta regularidad y en algunas ocasiones —las menos— impera el silencio.
Es una actividad mecánica, sin duda, la que origina tal presencia sonora.
Es Matanzas —en la provincia cubana— el lugar de los acontecimientos. La época: sin tiempo.
Desde la masacre (que unos dicen que mataron a otros y, éstos, que casi acabaron con aquéllos) hasta los orígenes del danzón y la Sonora Matancera, los ritmos han prevalecido en el sitio. Mares y montañas circundan la vida. Cultura caribeña (antes también poblada por siboneyes y taínos).
Se oye un sonido que muy bien podría competir con el que produce el oleaje marítimo o con el del ulular y el vaivén de las palmeras: pregones, pociones y otras hierbas siempre entremezcladas.
Es la tropicalización ya en el presente, la misma que al noroeste derivó en bluesy jazzy, más al sur, en huapango y trova.
Plantaciones y bailes de caña y café, cacao y algodón. Color del campo y... sudor.
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