Gota


Derzu Uzala, en el filme homónimo de Akira Kurosawa, designaba como 'persona' prácticamente a todo tipo de ser u objeto con el que interactuaba

Sirva este antecedente para que el lector o probable lectora pueda introducirse en el apasionante mundo de las gotas, como se tratará a continuación.

Todo líquido que fluye en el interior de un cuerpo humano posee vida propia, debido a que transporta organismos habitantes del propio ente.
Parece que de esto no hay duda; ésta se produce cuando el fluido, ya sea en fracciones o en grupos de gotas, emerge en cualesquiera de sus formas a la intemperie e impregna básicamente la epidermis de otro ser.

El rocío o untado de líquidos se introduce a través de los poros e interactúa-vive en el sujeto receptor.
El sudor es uno de estos vehículos mediante el cual se da el sello; también reúne estos requisitos, definitivamente, la saliva.
A propósito no se incluye en esta reflexión, por ahora, al semen, por la obviedad de su propio discurso.

Retomando el concepto de 'persona' del cazador del Taigá asiático, podría aplicarse éste a cada gota de fluido, ahora sí, vital.
La capacidad de incluirse en el cuerpo del acompañante e influir en sensaciones y placeres exógenos, hace que los fluidos expuestos, como entes, sean uno de los elementos indispensables en la ejecución de los juegos eróticos.

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