Acequia


Despertar
entonces
con el canto de los pajaritos
anuncia esta mañana un buen camino
barcaza del olvido
distancia en nuestro lírico trayecto
insisto en navegar tras la cascada
–un viejo referente de mi infancia–
la niebla indiferente
recurre una vez más al manantial
noria de múltiples miradas
genera la corriente apenas
intermitente en tonos y colores
el riego celeste como el lazo
el mismo que conduce al pozo
riesgo al fin
cueva milenaria
aunque nueva en su lectura
riesgo al fin.

La acequia llega a la olvidada gruta 
permiso pide para que el mundo mueva
e incide pues en la gota eterna
la que erosiona el alma
Mas no en el mal sino en el giro.

En esta madriguera
me siento oso a veces
insecto en la selva de cemento
y sigo mirando el hilillo acuoso
el tiro de luz que se agradece
el no hablar al vacío
el río en la palabra.


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