El aroma del norte


La cebolla se restriega a la parrilla y algunos residuos pequeños caen a las brazas de carbón.
El asador está en el punto exacto para colocar los trozos proteicos.
Gente reunida en torno al patio y al humeante aparato térmico-gastronómico materializa los encuentros sociales precisamente al calor del hogar.
No importa la temperatura del sitio, el clima es el adecuado para la convivencia de las almas.
Los tronidos propios de los fragmentos candentes y las chispas saltarinas (que a posteriori se convertirán en cenizas) construyen ambientes únicos que ingresan en la psique de los involucrados. Pareciera que los más pequeños no se dan cuenta. No así la gente de más edad, pues ésta va construyendo sus experiencias de vida con los hechos y recorridos del diario acontecer.
Obvio que también los niños edifican así su inminente futuro pero, como se apuntó, les pasa desapercibido en apariencia.
El aroma de la cocción será reconocido vez con vez en la práctica lúdica que conformará la herencia popular cuasi semanal de estas tierras septentrionales.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Debo disculparme?

Ojiva –planeación y resistencia

Hilos