Retorno


Al cabo del tiempo, mientras se cuece el pan en los hornos de las ladrilleras, vuelvo a tomar una hoja en blanco con el objeto de impregnarle diseño. Rozo apenas en mis labios la copa de vino que me han ofrecido. Brindo por los petroglifos de Yaxchilán y Palenque.
Qué rica es la uva (aunque la caña y el agave también me satisfacen).
Mujeres… hermosas todas; en efecto representan la belleza; no, mejor aún: SON la belleza.
Al cabo del silencio, mientras se cuecen los ladrillos como petroglifos prehispánicos, vuelvo (bueno, mejor decir: debo volver) a la Mujer, con el objeto de rozar nuestros labios apenas debido al ofrecimiento mutuo.
Qué delicia: el racimo frutal en su boca.

Los hornos del tiempo, ahora hornillas eléctricas, procesan el cocimiento preestablecido e impregnan en mi olfato el infalible humo del trigo, otrora harina.
Caricias a través del viento, creo que algo así escribí alguna vez.

Tengo hambre…
Eso es bueno.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Debo disculparme?

Ojiva –planeación y resistencia

Hilos