Ocho


Nunca nadie cruzó por mí el Canal de la Mancha ni el de Suez. Conocí mucha gente que lo hacía (sobre todo mujeres), pero ninguna lo hizo por el suscrito.
No sé de cuántas leguas sea el recorrido, si de siete o de nueve (siempre en la metáfora o, mejor, la metonimia).
Por mi parte y en el apego estricto a los hechos, apenas cruzo la alberca en el sentido transversal (entiéndase el más corto) y literalmente ya estoy sacando la lengua.
Aunque este último acto, el lingüi, podría ocurrir por varias causas.
Una, se me ocurre, por tratar de explicar un texto inexplicable (es como 'narrar' un hecho inenarrable –pos es algo que nomás no se puede–).
La hilación contextual es clara; ella (la ila ción) no es el punto (ni la coma ni... el espacio); es más bien el pre texto, es decir, el o lo que antecede a... lo realmente bueno, claro, a los ojos del suscrito.

Ocho veces seis, por ejemplo, no es sólo una relación matemática. Se me ocurre ahora como un momento... real. Como el hecho mismo del reconocimiento explícito de la labor literaria. O la correcta elección de una imagen-perfil. Labores ambas que van más allá del homenaje o la auto estima (o la selección musical, claro).

™®

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Debo disculparme?

Ojiva –planeación y resistencia

Hilos