Volando


Con la liviandad que denotan las cortinas al viento, flotas, mujer, y danzas, al tiempo de que tus cabellos húmedos se encuentran con el aire de mi entrecortada respiración.

Descubro tu cintura en mis manos (y viceversa) y pareciera que se escapa y se va; pero no; ambos sabemos ya, por fin, acerca de nuestras pertenencias, en el sentido más amplio y sublime, como se ha venido plasmando en los últimos tiempos.

Mis piernas sostienen el vuelo y la vuelta corporal.
Entonces, en los saltos-planeos se encuentran de repente nuestros labios... hambrientos de ese líquido sutil que está en el interior de la boca del dispuesto-compañero-amante, que nunca 'otro'.

Es una nueva entrega interna eterna, en la que el aroma a sexo se impregna en cada recoveco epidérmico: dulce-agrio-tierno-intenso.
Y el recorrido de los rostros huelen y degustan esos definidos y exquisitos manjares.

Vuelas alto, y sigues siendo mía en esta noche continua, sentada encima de mí.
Balbuceamos de nuevo incoherencias.
No es sino el lenguaje y la conjunción de los cuerpos quienes han establecido la comunicación.
Y las palabras son firmes y precisas en este idioma que nos hemos inventado hoy y que re armaremos de nuevo mañana.

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