Faja roja


Toda su indumentaria estaba impecablemente planchada.
De hecho, el ritual iniciaba con esa labor medianamente doméstica.
Así, antes de salir 'a escena', ajustaba a su cintura, encima del pantalón y la camisa con pechera de encajes, la faja roja que daba el ‘toque’ de elegancia, decía él.
Sus manos jugueteaban con una boquilla color hueso, la cual, al encontrarse en el pasillo, resguardaba celosamente en el bolsillo de la chaqueta.
El moño, que debiera hacer el juego con la cinta, mantenía casi siempre una cierta autonomía. Conocía las reglas de la etiqueta y, por ese motivo, según recordaba, la pequeña ruptura de una de ellas, lo tornaba interesante… y atractivo hasta cierto punto.

Caminaba hasta el gran salón, lugar en donde se realizaba la reunión.
Entonces extraía la boquilla y la introducía a su boca. Sus dientes eran de color amarillento, producto, no de falta de higiene o de exceso de nicotina; en el primer renglón, era extremadamente estricto y; en el segundo, tenía más de tres años que no fumaba, Estaba prohibido al interior del recinto.
La coloración dental la lograba con una mezcla de lápiz labial tono naranja subido, en combinación con su saliva cuidadosamente relamida al interior bucal.
Esa técnica la había aprendido en su época de ‘extra’ en los estudios cinematográficos.
Él pensaba que esa tonalidad causaba una cierta atracción en las personas que lo rodeaban, principalmente en las del sexo opuesto.

Deambulaba por todo el lugar; jamás se sentaba pues no soportaba ni una pequeña arruga en sus pantalones.

Invariablemente, cada noche, al finalizar el horario establecido, justo previo al regreso, al descanso, retiraba la boquilla y la clavaba de una forma peculiar en su faja roja.
Junto con ella, también introducía su pulgar derecho y de esta forma caminaba airoso.
Todos sus movimientos conllevaban horas de estudio y preparación.

El día que no le dio tiempo de planchar la banda, optó por no salir a la reunión.
Ningún miembro de la congregación se inmutó; nadie notó su ausencia ya que cada uno de ellos cargaba con su propia psicosis.

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