Había terminado el planteo del escrito con algunos días de antelación. Sin embargo, después de trabajarlo para que se pudiera publicar, hubo una parte del mismo que no alcanzaba del todo sus auto impuestas exigencias; no cumplía con los principios estéticos que había adquirido a lo largo de toda su vida, en la que había recorrido varios talleres de cuento y poesía. "La literatura es arte", recordaba la expresión de uno de los conductores-participantes que más habían influido en su obra: "(...) y, como tal, debe de pulirse hasta el mínimo detalle, con el objeto, no sólo de pretender transmitir una idea determinada, sino de hacerlo de la forma más bella y acertada posible". Tenía la total convicción de que la famosa inspiración servía únicamente para el esbozo inicial; pero, para la revisión y el análisis minucioso, lo que se requería era tiempo y, sobre todo, disposición. La palabra justa con las letras precisas, la puntuación, los tiempos, las tildes ...