Investidura huasteca del Xipe—Tótec


Tlael Vaine, saliente destacado del Telpochcalli, fue el elegido divino para portar las filigranas de Peñotl Papán, el fundador del barrio del Xipe.

El designio recayó en este joven sacerdote, debido a la titánica labor emprendida desde tiempo atrás por su madre, la niña Malincóyotl, al interceder ante Laju Waxik, el consejero principal del rey huasteco Téenek Da'ache, el de la mirada gris, para que el primogénito de su matrimonio mereciera semejante distinción.
Era muy extraño que, alguien que había estudiado en un Telpochcalli, adquiriera la investidura sacerdotal de una de las más importantes deidades del mundo huasteco, las que por lo general estaban reservadas para hijos de nobles exclusivamente y egresados, además, del imponente Calmécac de Cempoallan, la metrópoli, en donde se encontraba el Altépetl o villa sagrada.
La explicación radica en el hecho de que Tlael Vaine recibió doble instrucción: por un lado, la propia del Telpochcalli o casa de los mancebos, en donde ingresó cuando cumplió los 15 años de edad y, por el otro, el cursillo personal que recibió, una vez a la semana y durante cinco largos años, del mismísimo consejero señorial Laju Waxik.
El avance adquirido en esta última actividad le permitió equiparar sus conocimientos a los de cualquier estudiante aventajado del Calmécac.
La niña Malincóyotl, quien era así llamada debido a su corta estatura, tejió para la ocasión un delicado morral de fibra de zapupe con un diseño que representaba, a su entender, las pequeñas piedras de jade heredadas, según se decía, del Señor Peñotl Papán. Y es que solamente el soberano Téenek Da'ache y su consejero principal Laju Waxik tenían acceso a los legados de todos los fundadores de los barrios que circundaban al Altépetl, como en este caso, a los de Papán—Xipe. 

La ceremonia, que tuvo lugar en el palacio de la deidad Ix Cuinan de Jícare Pil en Cempoallan, fue presidida por el monarca, quien personalmente realizó el desollamiento y curtido de la piel que lució Tlael Vaine durante los trece días que demoró el proceso de su investidura sacerdotal.
Solamente en la primera de estas jornadas, y antes de que ostentara las hermosas filigranas, así como el dramático vestuario ritual, es que su familia pudo visitarlo.
Durante toda la noche se entonó el himno del Yoali Tlauanao del bebedor nocturno. Esa fue la última ocasión en la que pudo departir con sus consanguíneos; la normatividad de la vida sacerdotal a la que ingresaba le exigía ciertos sacrificios, compensados sin duda por su definitivo ingreso a la nobleza.
Se sabe que Tlael Vaine fue, además, el modelo de infinidad de obras pictóricas y escultóricas en las que se plasmó al dios huasteco de los sacrificios y la primavera, así como también de las flores, la fertilidad y la orfebrería. 

 

Comentarios

  1. Buen día estimado Ignacio.
    Por favor puedes ubicarnos en relación hacia que año se desarrolla esta interesante historia de Tlael Vaine?
    Gracias.
    Un abrazo.
    Fer Rivas.

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