¿Debo disculparme?

 ¿Debo disculparme?

Sí.

Traigo un caparazón sobre mi cuerpo, forjado durante miles de años.

Pertenecí a los cazadores nómadas que dejaron muchos hijos sin atender, incluso sin conocer.

En efecto, después cargué enormes piedras para la construcción de templos y montículos, y me consideré superior a mis compañeras mujeres.

Labré capiteles y pilares en Mesopotamia y Egipto. Decidí construir el techo de las casas y no tejí el ropaje de nuestros cuerpos.

Dejé también la cocina y me desentendí (una vez más) de mis descendientes.

Fui filósofo en el Ágora y haciendo a un lado a la mujer y ensalzando los logros masculinos.

No permití un desarrollo equitativo y generé la invisibilidad de todo lo positivo que iba alcanzando el área femenina.

Inventé religiones con mandos masculinos. Incluso con relaciones poligámicas ejercidas por ellos. De ahí surgió que, si una mujer hacía lo propio, la nombraría (y la nombro) con el peyorativo de prostituta.

Construí, por todo el orbe, imperios sin emperatrices.

Fui Guerrero Águila y Tigre. Impartí clases en el Telpochcalli y en el Calmécac.

Abandoné el hogar, con todo lo que esto conlleva.

Negué a la actriz, tanto en la escena teatral como en las ciencias y las artes. Por fortuna, siempre existieron las rebeldes que engalanaron los medios con su presencia.


¿Debo disculparme?

Sí.

Con el tiempo he ejercido una real tiranía desbordada en violencia de género.

No sé si me he dado cuenta o no.

Pero eso no es relevante.

El largo lapso de la historia tal vez no se pueda resarcir, mas sí creo que hoy, cada quien podría re hacer la parte correspondiente, lo que nos toca (y trastoca).

Ya no preguntaré, entonces, si debo o no, disculparme; simple y sencillamente, lo haré.


Mujer(es):

Hoy ofrezco disculpas por mis actos y omisiones, así como por mi conducta en detrimento de usted(es).

Ojalá y pueda hacerme escuchar (en este contexto: hacerme leer).


Espero ser capaz de comprender el (nuevo) rol en el que debo participar, en el entendido de la existencia (tal vez persistencia) de rasgos machistas residuales.

Yo, al menos, creo que nunca he sido autoridad, sino compañía.

Sí digo que continuaré manifestando respeto y homenaje diferenciado: más a ellas que a ellos. Eso ya vive en mí.

También, que bailaré danzón con la cadencia y sensualidad aprendidas; repito, no como director, sí: como cómplice del momento y del movimiento.

Debo seguir ejerciendo el acto de seducción, que no, nunca, de violenta imposición.

Te pido entonces, mujer, que me aceptes en este nuevo orden de las cosas, como compañero y amante.

Quiero luchar y amar a tu lado hoy y siempre.


Ignacio González Tejeda

Comentarios

  1. Excelente monumento verbal en honor a las mujeres, me uno a tu propuesta un abrazo

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  2. Interesantísima reflexión mi querido Nacho!

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  3. Qué bien escribes Nacho, gracias por este texto, besos

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  4. Hermoso, letras altas que dignifican a la mujer de todos los tiempos , hermosa reflexión sobre el poder y la dominación ejercida por siglos en detrimento de la mujer y su potencial . abrazos.

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  5. Si deben disculparse y tú lo expones magnificamente

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  6. Tus reflexiones dan esperanza para contar con el cambio hacia una vida más igualitaria.

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  7. *¡¡SíP!!*★★★ MUCHAS /pocas AGAYAS SE RE~QUIEREN, PARA «ATREVERSE A OFRECER DISCULPAS AL AIRE... CASI AL VACÍO... Al Horizonte.... "¡Atrápenle quien Pueda!" «Y0 ya me disculpé», sin embargo, QUIEN REAL Y DIRECTAMENTE LO MERECE. NO LE LLEGAN, Ni Le llegaráN.../:-( ★NOS VALE "★MADRE★†★, ESTÉ O NO ESTÉ... « YO YA ME DISCULPÉ» _Siento que De FRENTE A SUS OJOS_ ES CUANDO REALMENTE TIENE "X" valor, una Sincera Y HONESTA DISCULPA. . . .😷. . escribes "bonito" Ignacio. Just Keep going!

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