Crónicas de pesca: El capitán


El día previo contratamos el servicio: yate y tripulación, así como tiempo de navegación

Esta forma de pesca requiere de ciertas habilidades que van apareciendo y se van adquiriendo sobre la marcha

La actividad se realiza con la embarcación en movimiento, de tal suerte que, como cebo o carnada, se utiliza, por cada caña, un curricán

Éste es un pescadito "de utilería" que, con el movimiento, parece un pez veloz y escurridizo

Las cuatro cañas que llevábamos se empotraban mecánicamente en aditamentos ex professo colocados en la parte posterior del yate

Esta travesía la realicé en compañía de un antiguo compañero de trabajo en el mar de Puerto Vallarta, en el Estado de Jalisco.

Ahora que ha transcurrido el tiempo, pienso que fue muy acertada la elección de este lugar, porque la amplitud de la Bahía de Banderas pareciera, por su extensión, la estancia en el océano, pero con una gran tranquilidad en el oleaje, lo que difícilmente se encuentra en alta mar.


El capitán dirigía la embarcación con suavidad y destreza. Pero las cañas continuaban intactas

La zona hotelera, unas veces a la izquierda y, otras, a la derecha era un testigo lejano de nuestra actividad infructuosa hasta ese momento

Entonces, pensé que los curricanes se estaban desplazando demasiado rápido para el tipo de presa probable, por lo que, me dirigí al capitán y le sugerí que le bajáramos a la velocidad, con el objeto de ver si de esta manera corríamos con algo de suerte

No pasaron ni cinco minutos cuando cayó el primer ejemplar marino

El sonido que se produce al atorarse el mecanismo reversible de la caña, así como la pronunciada inclinación curva de ésta y la tensión del cordel, fueron los indicadores del suceso

Procedimos entonces a enredar el carrete con el objeto de llevar a bordo la primera pieza.

Creo que en esas andábamos cuando curricán y caña volvieron a hacer de las suyas y ya habían capturado al segundo ejemplar


Así las cosas, tripulación y pasajeros llevábamos alimento sólido y bebida para pasar una jornada atractiva

Nosotros subíamos y bajábamos, del timón a la proa y de aquí a la popa, con el objeto de disfrutar este evento al máximo posible

Estando en el puente, le pedí al capitán del barco permiso para conducirlo y éste me fue otorgado, por lo que tuve en mis manos el timón y, por ende, el control de la trayectoria de la embarcación

Entonces veía parvadas de pájaros en ciertas partes del océano, por lo que suponía que debajo de esa mancha se encontraría un cardumen, ya que el grupo de peces con los pajarillos intercambiaban alimentos

Llevé el yate con cierta pericia, de tal forma que el curricán atravesara la zona “habitada” y, cuál fue mi sorpresa que de inmediato se trabó otro animal a nuestras cañas pesqueras

Lograda esta proeza, continuamos la travesía y, al término de ésta, conseguimos cinco bellos ejemplares marinos

Al llegar al puerto, los tripulantes del yate realizaron la repartición de los pescados, previamente aliñados

Mi amigo y yo nos fuimos con nuestra parte al restaurante del hotel en donde estábamos hospedados y dimos instrucciones de que nos la prepararan de la manera más rica posible

Y así fue como terminamos esta hazaña pesquera. 


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