Interiorismo


Voy a introducirme por tu boca, de la que tantas palabras emanan, para reconocer tu interioridad mía, la misma que portas con esa gracia que solamente tú posees.

Trataré de permanecer en ti un lapso considerable en el transcurrir del tiempo, para dejar un pequeño objeto, el que en este momento estoy diseñando, y que, a la señal pertinente, aflorará sin más y quedará para siempre depositado en el lugar propicio, sitio que por varias vidas ha sido solicitado.

La perfecta lubricación para el ingreso no será proporcionada por líquido alguno, sino por la sustancia manifiesta creada por la más pura y maravillosa ensoñación.
Al llegar a ti –como tú a mí–, irradiaremos conjuntamente la paz y la serenidad anheladas.

Saldré entonces de allí, a manera de alumbramiento, como un ente renovado, y no habrá confusión; será doloroso (como todo parto). Tú quedarás establecida como Ella.
El él, seré yo, siempre, a partir de entonces, en el mismo nivel de lo trascendente.

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