Vaivén

–de vez en cuando unos versos tridecasílabos–

Cual brisa matutina de las aguas claras
mi rostro se abre al tiempo de la noche inquieta
revuelan golondrinas de canción discreta
violeta en tono cual si un vino decantaras.

Irrumpe el rojo en la paleta que plasmaras
la pasta ardiente –ya en el lienzo luce esteta–
labios que se besan generan la silueta
creciente mezcla del matiz de nuestras caras.

Flautin de claroscuros con gentil trompeta
revuelven musicales los sinfín colores
moviendo los vaivenes de las bellas flores.

Parecieras del fuego artificial –pirueta–
y fuerte espada que en los duelos constructores
alumbras el camino parabién de amores.

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