Nuevo viejo poema en una servilleta


Leías hoy conmigo el manuscrito
recién elaborado de mi pluma
así solicitaba yo la suma
presente en ti, mujer, y no en el mito.

Tus ojos se movían despacito
igual que un conductor entre la bruma
lugar en donde el frío es quien perfuma
el bosque de tu ser que yo derrito.

Las veces que he soñado este momento
no tienen parangón cuando sucede
pues guardan en mis venas el contento.

En este cibertiempo que precede
conozco y desconozco el instrumento
y espero que el amor nos desenrede.

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