Órdenes
El arte que practico en la mañana
no cambia cuando el sol se modifica
parezco dominico –no jesuita–
y muevo como quiero la campana.
No soy convenenciero de sotana
tampoco charlatán que mortifica
(ni iglesia conducente que predica)
soy hombre y voy mordiendo la manzana.
Recuerdo a los descalzos franciscanos
subidos al triforio medieval
coreando viejos cantos gregorianos.
Prefiero ser obrero hasta el final
con orden de decir versos profanos
en busca del origen del panal.
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