Subir a tu poesía

El amor es saliva, lengua y... mucha piel.
La poesía, en cambio, es el cúmulo de jugos que emanan de tu cuerpo todo, principalmente de tus oquedades.
Amo el canto de tus pechos, que dulcemente delínean el camino hacia el pubis. Me pierdo entonces en los sabores de la entrepierna tuya.

La poética de tus labios genera el deseo del encuentro, el gusto en todo su esplendor.
Bebo tus letras y las trago, aunque ahora sean solamente dos... y no es metáfora.

Y los golpeteos de los ires y venires... ah, cuerpos esplendorosos al momento de la entrega, en el instante eterno del ser y el estar en comunión.
A tientas hacemos música, lo mismo que el amor.
Me subo a ti y en ti... para después bajar y... regresar al ciclo vital... del placer.

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