ᴇʟ ғᴀʀᴇʀo

Al respecto de los acontecimientos en el islote, el farero en realidad no se inmuta. Posee un control sobre sí mismo que le permite ser consecuente con la mayoría de los eventos que se producen en el sitio e incluso en las cercanías.
También ha afrontado ya a la mayoría de los personajes que han pretendido interferir entre él y su ocupación.
Esta posición irrestricta ante el deber le permite realizar las labores con precisión y eficiencia todos los días, desde el primero en que fue contratado.

La última intromisión realmente seria correspondió al Sistema de Posicionamiento Global, mejor conocido como GPS por sus siglas en inglés y que pertenece, entre otros, al Departamento de Defensa de los Estados Unidos de Norteamérica.
Ésa sí que es, si no un enemigo a vencer, definitivamente un obstáculo real para la continuidad del oficio.
El farero pretende permanecer con firmeza en su lugar e instrumento de trabajo y, de una forma o de otra, lo va consiguiendo.

El Ganpeia, tal vez uno de los cruceros más impresionantes del planeta, anduvo como tres horas a la deriva.
Esto ocurrió justo el 28 de febrero de 2022. Parece ser que el sistema Galileo y el Beidou unieron fuerzas en una de las asociaciones más extrañas de la historia.
Todo indicaba que la unión natural debió haberse dado entre Glonass y Beidou; así que, el hecho de que la Unión Europea (y su Galileo) se aliara con los chinos en verdad estableció las bases para el nuevo orden mundial.
Todas estas acotaciones son irrelevantes en apariencia; sin embargo, como se irá viendo, en realidad generaron todo el contexto específico para que el farero ejerciera su labor de manera brillante.

La mañana de ese lunes, la enorme nave sufrió un atentado de los sistemas de posicionamiento conjuntos de China y la Unión Europea.
Como ya se expuso, esto repercutió en un completo descontrol en todos los instrumentos de navegación de la embarcación.

El farero, que sabía que a esas horas el Ganpeia atravesaba por su zona de influencia marítima, procedió a mantener encendida la luz de la potente lámpara giratoria.
Como siempre, se encargó de aceitar el engranaje del mecanismo que propiciaba el movimiento circular de la irradiación.

Y gracias a eso y a que el viejo capitán del crucero aún recurría a las señalizaciones de las torretas luminosas, el barco no perdió el rumbo. Así, cuando el Departamento de Defensa norteamericano recobró el mando del sistema, el Ganpeia seguía su ruta originalmente trazada.
El capitán, quien aún pertenecía al Departamento de Inteligencia norteamericano, agradeció, muy en su interior, la oportuna respuesta del faro.
Y los responsables de las estrategias militares "pacíficas", los que, previo a estos acontecimientos, estuvieron a punto de ordenar la desaparición de los faros regionales, decidieron extender su existencia todavía por una larga temporada; tanto así que el farero continuó asistiendo, durante por lo menos tres generaciones más, al noble trabajo cuasi manual.
El islote continúa estando habitado, para beneficio de las especies involucradas.


Comentarios

  1. Todo un alegato en defensa de lo tradicional. Me encanto. Realmente, tanta tecnologia y cada vez mas a la deriva.

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  2. Por fin puedo comentar, Teresita.
    Vengo a agradecerte tu comentario

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