Piel



Apenas es rozarte con mis yemas
el largo lapso vespertino
el mismo que se dice indispensable
el mismo en que conformo lo pensable.

Termino con asombro los inicios
al término del tiempo de la tarde
al fin que comenzamos nuestro turno
en torno al habitual cuento nocturno.

Apenas es tenerte
sentirte en el umbral de mi sorpresa
tan bajo como el vino en sembradío
espectro de la luz del mundo mío.

Y siento
sí que siento
escapado-escondido-agazapado 
al centro extrapolado de lo urbano
doscientos conectores en mi mano.

Y ya de mañanitas adorarte 
cuando apenas con mis yemas es rozarte.


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