Decisión de vida



Todos vamos camino del Mictlán o inframundo. El arte de vivir radica en hacer de ese trayecto una experiencia única y con las características que cada quien le desee impregnar.

Nuestros antepasados continentales, por ejemplo, se renovaban cada 52 años mediante ceremonias tendientes al Fuego 🔥 nuevo.

Independientemente del significado original de dicho ritual, se podría retomar en el presente como el renacer a la legitimidad de la existencia y, lo más importante, realizar esta revisión, no cada 52 años, ni cada submúltiplo sagrado, sino cada vez que sea necesario.



Sabemos con certeza lo que encontraremos al final de la luz. Desconocemos, eso sí, la forma real en que se materializará nuestra respectiva reunión con el destino, así como también nadie nos ha informado con veracidad acerca de la permanencia o eternidad del espíritu.

Algunas religiones sugieren que, en vida, nos preparemos para llegar, algo así como purificados, a disfrutar de manera sagrada en la "otra vida".


Que cada quien decida, en función de su libre albedrío, su manera de vivir.



 

 

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