Utopía virtual


Hoy comencé las clases de historia virtual.
El monitor que se dirigió a mi persona tenía un tono magnético. Más adelante trataré de explicar esta expresión.
Ingresamos a una caverna y estaban borrados, según nos dijo, todos los dibujos que representaban maltrato animal. La verdad, no entendí nada. Sólo se percibían manchas y líneas en un avanzado estado de decoloración.
De allí nos dirigimos al interior de un volcán en erupción. Entonces me enteré que esta sala todavía estaba vigente porque la Real Academia Virtual de Historia (RAVHI) estaba analizando su posible cierre o, tal vez, disminuir efectos al retirarle el fenómeno de realidad aumentada.
La SOPPI (Sociedad Protectora de las Piedras) ya lleva mucho terreno ganado en la demostración de que la incandescencia del magma en realidad ha deteriorado la libre erosión de sus agremiados inertes.
En este, nuestro primer día, también acudimos a un antiguo estudio de grabación. Este lugar se veía desolado. Como la seducción dejó de existir hace ya bastantes años (desde aquellos neoveintes del siglo XXI), todas las canciones fueron prohibidas.

El monitor que conducía las actividades tendía a aproximarse de más a las sobrevivientes zonas metálicas del entorno. Esto me hizo desconfiar de esta moderna tecnología 18T/56E.

Mañana visitaremos varios museos, entre ellos, el Louvre y el Metropolitano de Nueva York. De hecho todos son iguales.
Entre dominación, misoginia y, principalmente, esoterismo invertido, no ha quedado exhibida prácticamente ninguna obra.
El arte actual se ha reducido a un cuarto vacío de cuatro paredes grises...

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