Abrevar

ɴᴀʀʀᴀтɪᴠᴀ vɪʀтᴜᴀʟ

"(...) el cuerpo inclinado hacia adelante, en busca de una cueva. Nunca supo que en ese breve instante, fue partícipe silenciosa de un gran evento".
Myriam B. Mahiques

Me desplazo por senderos conocidos. Dado que poseo una vista aguda, tiendo a observar los sitios por donde he de andar o retozar.

La animalidad abreva. El líquido, de tan real, se desborda, aunque son pocos los entes que perciben la abundancia, a pesar de la sequía. O tal vez debido a ella.
Acerco el hocico, casi transformado en boca, y sorbo y succiono con la ayuda pulmonar. En ocasiones me valgo de la lengua.
Las extremidades delanteras podrían convertirse en superiores, pero por el momento, parecen elementos inútiles en la evolución de la especie. Tan solo las flexiono para alcanzar de manera más eficaz el preciado líquido.

Los abrevaderos abundan por doquier. Sólo que, parece, no toda la fauna tiene la capacidad de develarlos. Y es que, de alguna manera, tienen un recubrimiento en su parte alta, a manera de red o complejo tejido, que los hace invisibles.

A mí me ha tocado mirar a manadas enteras que pasan de largo porque el guía o líder no percibió la presencia de agua.
Generalmente no mueren de sed, ya que más adelante siempre encuentran otras fuentes de brebaje, pero eso sí, con hartas carencias alimenticias que no coadyuvan a las ya iniciadas modificaciones cerebrales. 

Sacio mi necesidad vital, otrora instinto.

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