Oración de septiembre
Hoy comparto uno de las más importantes sentimientos humanos: el de la esperanza.
En días aciagos, en los que pareciera darnos la espalda la luz y la bonanza, es conveniente realizar un esfuerzo físico, el que sirve para la consecución del alimento y el sustento, y también un trabajo espiritual, para estar bien y en armonía con todas las especies posibles.
En un proceso lento, continúo reivindicándome con los astros y con las buenas costumbres.
Insisto en ser cada vez más tolerante y apacible.
Agradezco, como siempre, a quienes dieron la vida, de una u otra forma, para construir la felicidad de los míos y la mía propia y, sobre todo, por permitirnos participar de el gran banquete de este nuevo y brillante amanecer.
Deseo para todos el bien decir, el bien hacer y la adquisición de sentimientos sacros por encima de las maledicencias.
La vida, reitero hacia esta época sui generis, es muy corta como para no dar, aunque sea a través de la distancia, misma que, parece, va siendo cada vez más corta.
Iniciaré la rutina cotidiana con agrado.
Y, como siempre, dedicaré buena parte de mi tiempo a escribir lo que más me gusta y apasiona, que no es ni el cuento ni la poesía, sino el ensayo científico.
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HE VUELTO A TU BLOG Y ME SIGUE ENCANTANDO COMO SIEMPRE::SOBRE TODO PORQUE DETRAS DE ESA AUSTERA APARIENCIA; SE ESCONDE UN SER LLENO DE TERNURA Y DELICADEZA :::::LO SÉ.
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