Pruebita


He pedido permiso a mis más bajos instintos, mismos que (hasta donde parece ser) ya me lo otorgaron.
Dicha concesión ha producido en mí un estado de cierto aletargamiento, pero también de necesaria serenidad.
He colgado pues la lujuria y la animalidad; he encerrado mis obsesiones más oscuras así como mis más marcadas perversiones; entonces sonrío y decido comportarme como un santo (pero sólo hasta el 25, ¿eh?).

Comentarios

  1. es una buena declaracio pero innecesaria viniendo de ti...... tu eres la persona mas correcta que he conocido...... si.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Debo disculparme?

Ojiva –planeación y resistencia

Hilos