Se desplazaba con mucha velocidad. En verdad, debía tener toda la atención, principalmente, para prevenir ataques y emboscadas de ejemplares mayores. Aunque, había también especies pequeñas que resultaban peligrosas, sobre todo, debido a su astucia y sagacidad. Su instinto de conservación, le permitía dirigirse casi siempre a parajes desolados, por lo general ausentes de seres animados y, hasta cierto punto, inhóspitos. Últimamente se alimentaba con ciertas plantas que le permitían mantener fuerza y energía por un largo tiempo. Así, se daba la oportunidad de permanecer varias horas en la búsqueda de nuevos lugares, a su entender, atractivos, previamente a requerir la reparación con nutrientes, hacia los elementos interiores de su organismo. Fue así como descubrió un sitio con arenas muy finas, que rozaban casi con la superficie. De hecho, tenía la altura suficiente como para que pudiera cruzarlo y no enterrarse, ni tampoco emerger a la atmósfera. Con el movimiento de la marea, unas vec...