Ciclos

 

Me gusta el sonido del cello.

Lo suficientemente grave para dilucidar en la relación de las cuerdas, cuya vibración produce la música que muchas veces me trastoca.
Y de las notas altas, ¿qué puedo decir? Sino que son ciclos que me conducen a sitios similares:
En el imaginario, por ejemplo, en ocasiones, vuelo.

Igual sucede cuando vuelvo a Gauguin.
Casi siempre soy Cézanne o Van Gogh…
Por eso, paradójicamente, disfruto del color de la vida y de las frutas.

Busco a la mujer que mis noches trueca
flor meridional: blanco abigarrado
la fiel contradicción cual Sol helado
cual muro curvo y plano: lisa greca.

Mujer mapuche y de querencia olmeca
herencia fiel de fino entremezclado
me veo en la ocasión encadenado
al borde de tu falda y de la cueca.

Adoro delirante a tu deidad
por ser ente en reposo y en progreso
que busca por doquier toda verdad.

Prefiero sonetear en el regreso
(pues te elegí sin ser casualidad)
al recibir un riguroso beso.

Retorno, cada cierto tiempo, al camino de las frambuesas. Lo busco muy cerca del huerto que sembramos.

Retorno, pues, al musical sonido del maderamen y de la cuerda orquestal.

20210819

Fuente de la imagen: https://www.google.com.mx/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwww.amazon.com%2FCycles-David-Darling%2Fdp%2FB0000031RN&psig=AOvVaw2mmK0veE2Sxn2jk3Y8tMhQ&ust=1629473927256000&source=images&cd=vfe&ved=0CAsQjRxqFwoTCLjzt8-1vfICFQAAAAAdAAAAABAJ