Evidencia 20220622


¿Para qué despedir la elocuencia incipiente?

¿Acaso se requieren prevenciones?

¿Acaso, palabras sin eco

como las que enuncian las aves madrugadas?

La próxima reunión de los sentidos

será dentro del viento y del silencio

después de elaborar complicidades.

Pequeños cernícalos rupturistas

de pico en pico buscan alimento

en la inocencia del principio de la vida.


Figuran las torres de la eterna arrogancia

en medio de la nada y del suspiro.

Emanan emociones pasajeras

eléctricas miradas del olvido

recuerdos escondidos evasivos.


Evidencias internas

que generan las presencias sin rumbo

sin auténticos sentidos referidos.


Vida: sabes muy bien nuestras verdades

desde aquel inicio del tiempo de frambuesas

desde aquellos gritos desgarrados

palabras ausentes

sin ecos ni retóricos diluvios

sin aves recién nacidas

de huevecillos hambrientos de caricias.


Camino por la acera fragmentada

abundan los cernícalos sin alas

de nuevo

previos al vuelo y a las vueltas nulas.

Prefiero desplazarme por la historia.


Un trozo de madera se ha desprendido del árbol decorado. Anuda esperanzas inquietas por sobre las vetas de claroscuros ciertos.

Respiran los pequeños representantes eternos, por poros selectos y precisos.

Quince veces quince sinsabores rondan las algarabías. Es la muestra de la bondad manifiesta en medio de tu cielo y de mi fuego.

Deduzco, pues, mi propia presencia en tus recientes y ausentes existencias.


La calle equivocada –de nuevo, fragmentada–

se introduce en mis andares 

y sube rampas

con árboles frutales

y entornos trastocados 

y los cernícalos sin vuelo

intentan picotear los últimos alimentos maternos

en el nido del tejido

lumínico caleidoscopio en flor

en las formas replanteas colores

activas las figuras-dimensiones

e inauguras sucursales de aliento

con becas de pociones 

que alargan la felicidad.


Tomo datos del contexto astral

y utilizo mitades de planetas

los recorto con rayos silenciosos

y los dejo unidos

en sus nuevas majestuosidades.


En el nuevo tejido celestial

así en la tierra como en el mar

así en el fuego como en la sabiduría

en esta revolución de las conciencias

(de nuevo los cernícalos presentes)

en la renovación de las frambuesas silvestres.


Procesos acuáticos

proporcionan bienestar

en tiempos relajados sin final.

Luces que avanzan por las praderas

que atraviesan lagos misteriosos.

En la hora del encuentro cordial.

Escalera sube y va

con tendencia abreviada a la lucidez.

Cordura ausente.


Días corren en la acera fragmentada.

Instantes ampliados recurrentes

retornan precisos a su esencia

arqueólogos insectos

recorren veredas ancestrales.


Se construyen esperas a la espera

que brinden solución al caminante.

Esperas más allá de la ruptura

como grupo de esperanzas aladas

inmersas siempre

en las cascadas de los torbellinos.


Y sí

Es necesario esperar la espera

porque, ¿para qué despedir la elocuencia incipiente?

¿Acaso se requieren palabras sin eco?

Y sí

la esperanza más allá de la ruptura.


La higuera

que pernocta en lontananza

aguarda igual 

caminos fragmentados

picoteos de pájaros en ciernes

trozos de madera.


Así 

en el nuevo tejido celestial

aquí

en el fuego como en la tierra

estamos

en esta revolución de las conciencias

creciendo y aprendiendo a bien vivir

creciendo y aprendiendo a bien morir

en la reunión-rebelión de los sentidos.


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