Rancho


A veces es necesario regresar a abril.

Abrazar con fuerza y cariño a la querencia.

Abrevar en el riachuelo, en compañía de animales domésticos y de granja.

Abrillantar las miradas para corregir desvíos y reformular ilusiones.

Abrigarse con y entre los propios para, así, abrogar las leyes tácitas de los usos y costumbres del terruño, pues aún construyen desigualdades.

Y también, aunque parezca contradictorio, no abrumarse con las modernidades incomprendidas.

El camino hacia los amaneceres es largo y bello.


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