Tostada espacial


Julián, de aspecto amable, con toda la estirpe y elegancia latinas, degustaba de una de las maravillosas tostadas espaciales.

Junto con otros mexicanos, poblaba, de manera efímera, una estación de vigilancia agrícola en Jezža, cráter destinado a la investigación reproductiva exoterrestre.

La vertiginosa carrera espacial que se dio en México, precisamente a raíz del llamado "milagro científico latinoamericano", generó la adaptación y habitabilidad de cuatro cráteres marcianos.


Julián fue entrenado en los laboratorios del Nuevo Valle Universitario, cerca del poblado de Topilejo, en Ciudad de México (New Silicon Valley, para los científicos de origen anglosajón, NVUT, por sus siglas en español).

–La liberación de las conciencias, significó la evolución de las tecnologías –sostenía la escuela dusseliana de mediados del siglo XXI, de la cual se nutrió NVUT hacia el año 2079.

Bajo la dirección de los Boric-Batres, la investigación neo espacial se consolidó en América Latina, con la observancia no muy amable del resto del mundo, otrora dueño de la vieja exclusividad planetaria con aquellas primitivas prácticas neoliberales.

Por obvias razones, la comida mexicana y chilena se fueron expandiendo por el orbe terrestre e incluso más allá de la frontera exósfera.

El nuevo orden mundial elevó a la tortilla mesoamericana a platillo gourmet, con las principales variantes y, una de las más importantes, todavía hoy, en pleno inicio del siglo XXII, es, sin lugar a duda, la tostada.

Por eso, el Programa de equilibrio y habitabilidad espacial (PEHE, por sus siglas en español), ha producido derivados del maíz en la comida deshidratada.

Julián, a quien algunos científicos anglosajones (y precisamente por el resabio de su antiguo dominio idiomático) le dicen Yulian, sabe cómo manipular la versión marciana de la tostada, la que, por cierto, se procesa en la estación hermana del cráter Jezero.

Como no es mucho el tiempo que se puede permanecer en la "gravedad inducida", en un par de meses regresará a la Tierra, a su laboratorio en NVUT, lugar donde continuará con las investigaciones en torno a la reproducción alimentaria bioespacial, centrada en las llamadas 4T: tacos, tamales, tlacoyos y tostadas.


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