Antonio Turati in memoriam

Voy sintiendo un dolor muy grande

que quiere acurrucárseme en en el vientre.

Recuerdo el lápiz, la tinta y la línea

el croquis a mano alzada

y la pasión creativa.

Siempre le envidié su restirador hidráulico

con la regla universal.

Yo: en el de madera

y con la regla de paralelas

a veces la "Te" 

pero siempre las escuadras

y el lápiz, la tinta y la línea.

Fui su asistente

entre la lámpara y el banco

cuando 

juntos 

algunos sueños levantamos

ya en el gabinete 

ya en la obra

ya en el aula.

Con pasión

composición y... didáctica.

Difícil conjunción en épocas oscuras

de nuestra institución académica.

Recuerdo

entonces

su trabajo docente

primero

como alumno

y luego

como adjunto

ya en el aula... de posgrado.

Varias veces

sentado en la mesa de su casa

disfruté de platillos exóticos

como pichón o venado

producto de su más reciente cacería

del safari-sabatino-dominical.

Alberto Molina –supe–

años atrás se interpuso entre él y una pistola

y sí: recibió un balazo 

de un ser despechado

y desdichado

en las oficinas administrativas

de la escuela de arquitectura.

Un día expuso ante la comunidad docente

una importante aportación didáctica

y fue felicitado por todos 

excepto por este escribiente

quien le dijo:

"Maestro, no lo felicito 

porque lo que usted ha presentado 

debe ser normalidad en todo docente

y, si lo hago, entonces se convierte en excepción".

Muy duras las palabras de este mortal.

Y luego: mis libros

primero, el de semiótica

que tuvo a bien presentar

y luego

igual me honró 

presentando el de estructuras.

¿Como olvidar sus palabras

hacia mí persona?

Ahí comprendí

que en verdad me conocía...

... por eso hoy

quiero también externar

que lo conocí

y lo reconozco 

como mi Maestro.

Que la gloria lo acompañe

en el trayecto hacia la eternidad.

Enero 24/2021

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