El soñador (parte tercera)

Nʀʀтɪv Pʀнɪsɴɪc

En los movimientos migratorios del área, propiciados por todo tipo de factores, tanto económicos como políticos y socio geográficos, se han encontrado varías situaciones relevantes. Una de ellas se refiere a personajes reales y/o míticos que han existido simultáneamente en varios sitios y que han sido piezas clave en los desarrollos de toda índole de la región.
Tal es el caso tolteca/mexica de Teocualtzin  o Belleza divina y, en la extensa región maya, Ki’ichpanil K’uh  o Diosa de la Belleza de quienes, se cree con certeza: son una sola persona.
Se ha sabido de la existencia de esta hermosa y culta mujer precisamente desde su origen en la ciudad de Mayapán para luego presentarse pero... ahora con nombre náhuatl, en las inmediaciones del señorío chichimeca de Acolhuacan, precisamente en la corte de Tetzcoco, lugar donde adoptó el nombre de Cëcihuatl  o La Mejor.
Parece que esto último se debió a una relación fugaz que sostuvo, si no con el mismísimo Acolmiztli Nezahualcoyotl, sí con un personaje muy cercano al príncipe. 
Este dato no se ha corroborado en los anales chichimecas debido a la "revisión" mexica de tiempos ulteriores.
Lo que se sabe es que Cëcihuatl, antes Teocualtzin, anduvo por tierras (y sobre todo: lagos) del Altiplano Central Mesoamericano por el año Nahui Ácatl  "4 Caña". (*)
Su amplia formación intelectual, por otro lado, la acercó inevitablemente a la transmisión oral de conocimientos.
Era de las contadísimas mujeres que conformaban el Calmécac. Y en este legendario colegio tuvo a bien conocer a Ij Nahui, el tlahcuilo topalnemiliztli  creador de sueños y fantasías, pero no como intérprete de la flauta acazaca-tlapitzalli, ni tampoco como escultor de piedra y estuco tlacuicuilo tenacaztli, sino como eminente astrónomoilhuicatlatilizmatini  observador e intérprete cósmico y cosmogónico, dualidad difícil de conjuntar en un solo ser.
Ella era experta en el arte de la escritura. No era propiamente escritora cihua amatlacuilo, sino maestra de las letras cultas cihuatemachtiani tecpiltlahtolli. Sabía preparar el papel amate para que recibiera los tintes de mayor nitidez y fijación y, lo más importante, conocía los glifos mayas al mismo nivel que los silabarios, rebuses o mezcolanzas, picto e ideogramas de las culturas del Altiplano Central.

Aquí, los recuentos de los más sabios aún no se han puesto de acuerdo en lo acaecido en torno a este par de personajes (no se les ubica como pareja en el sentido sexual y pro creativo del término).
Se les vio en una de las celebraciones del fuego nuevo, justo antes del espectáculo real de las guerras floridas.
No es que ellos fueron pacifistas. De hecho ambos habían luchado en sus áreas respectivas más allá de lo que un intelectual propiamente dicho pelea.
Es de todos sabido que en esa demarcación mesoamericana existía una añeja división psicogeográfica en la que Ij Nahui no se sentía cómodo. Ésta fue el producto de las viejas luchas por posesionarse alrededor del lago. De aquí que el señor tecuhtli Nezahualcoyotl perteneciera a la riqueza del norte e Ij Nahui, al sur ideológico. 
Tampoco se sabe si estos dos lideres tuvieron algún encuentro presencial. El primero, conocía las artes de la guerra mientras que Nahui, como se ha comprendido a través de estos relatos, creaba sueños y los transformaba en fantasías con visos de probabilidad.
Y así pasaron más de dos lunas: cuatro, seis y hasta trece yeyi matlactli, tiempo suficiente para que Cëcihuatl yNahui intercambiaran sus respectivas sabidurías.
Lo último que se supo de Ij Nahui fue que partió hacia el señorío de Xochiquetzal, precisamente al cuicacalli o casa de canto (o de la cultura) y que alternaba la impartición de conocimientos en el cercano ichpuchcalli o casa de doncellas y... una de ellas, Ce ácatl (Caña sola) solía  decirle: Telpochcalli telpochtlato o profe.

Y de todo este tejido relatado surgió el mito de Itan Dehui, el tlahcuilo topalnemiliztli  creador de sueños y fantasías, de quien se encuentran historias por igual, tanto en los anales de Tlatelolco como en los de Acolhua.

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La porción anterior de este relato puede encontrarse en el siguiente enlace:
http://ignac2002.blogspot.com/2019/05/el-sonador-parte-segunda.html

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