Relato sin personajes
El lugar era idóneo, aun a pesar del incesante ruido de aleteos múltiples. El ambiente sonoro era inundado por excéntricas ondas expansivas que en un determinado momento formulaban melodías inciertas, cual orquesta de instrumentos inventados durante el descanso nocturno. Faltaba mucho tiempo para que alguna luz irradiara sobre el maravilloso espectáculo de la oscuridad. Eran las normas milenarias que aún antes de la existencia del oficio mismo ya se practicaba en lontananza. A pesar de la negritud, se percibían inquietas las nubes; presentaban un constante movimiento acompañante de su rápida ausencia, llevando consigo cualquier indicio mínimo que representara la aparición de tormenta o lluvia, ni siquiera de la más leve brisa. El viento, con todo y su fiereza, era de característica agradable y compensaba, en mucho, el intenso calor. Éste, por cierto, era el principal elemento que provocaba el inicio de las actividades en horas tan de madrugada. El oleaje espumoso y fresco maravillaba d...