Re lecturas
Parece que la vida a veces trata de establecer contactos más allá de lo estrictamente sensorial. La evolución de los estímulos del ser humano ha sido producto de lógicas concatenadas en apariencia.
En este orden de ideas, el mensaje ha surgido como ente portador de noticias y emociones sustantivas.
No se sabe, sin embargo, si prevalece la verdad en torno a la emisión.
Mucha tinta ha corrido al respecto.
Veamos:
"Realizaba una lectura minuciosa de un texto de Yourcenar cuando, de pronto, al tratar de darle vuelta a la página, me encontré con hojas pegajosas adheridas entre sí con una sustancia viscosa de color rojo subido.
Mis dedos adquirieron
el colorcillo púrpura
sí
el mismo que se desprendía
de las delgadas laminillas
que otrora conformaban
la corteza de un encino.
Los objetos flexibles derivados de la madera, portadores fieles del pigmento y los mensajes, parecían gritar hacia el entorno, como evidenciando algo verídico en definitiva.
Pero he aquí que no fui buen receptor y no pude interpretar absolutamente nada.
Decidí entonces soltar ese objeto literario.
Traté una y otra vez y no lo logré. De hecho, pretendía yo ‘saltar’ a un libro de Cortázar..."
La próxima vez que quiera cambiar de tema o pasar a otra cosa, deberé verificar la pulcritud del papel o, por lo menos, revisar que las hojas estén sueltas.
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