Leslie Yuridia


Nos conocimos en un suburbio canadiense de nombre Brantford, cuando tomábamos un helado en Dairy Queen.
Tal vez ahí recalaban los que, como nosotros, andaban un poco desorientados para llegar a la zona turística de Niágara.
Había salido de Toronto alrededor de las ocho de la mañana y un par de horas después me sentí perdido. En esa época no existían los dispositivos GPS que colaboran bastante bien para la ubicación geográfica.
Prácticamente todos los establecimientos comerciales del lugar tenían impresos unos mapas, en tamaño carta, para que los extraviados pudiéramos corregir y retomar el camino adecuado para llegar a Niagara Falls.

Dos meses después de este –podría decirse– 'primer encuentro', decidí ir a Los Ángeles, California, con el objeto de verificar que, cierta mercancía que iba a importar a México, era la especificada por mis contratantes de aquellos tiempos.

Y ahí nos reconocimos, pues Leslie Yuridia trabajaba para la empresa norteamericana exportadora.
Y qué bueno fue el haberla reconocido; bueno: habernos porque, en realidad, fue ella fue quien recordó (y me ubicó) en aquel pasaje previo en la frontera canadiense, cuando ambos íbamos con nuestras respectivas parejas.
Ella, casada y yo... también...
En esa ocasión inicial nos volvimos a cruzar aun en alguno de los restaurantes italianos de Niágara así como en el espectacular mirador de las cascadas.

En fin; después de comprobar las características del pedido, la invité a tomar una especie de refrigerio a Todai, un restaurante oriental estilo "All you can eat" bufet especializado en sushi y mariscos frescos.
Al llevarla de nuevo a su sitio laboral, quedé de avisarle de una próxima visita a la ciudad de San Diego, con el objeto de concertar un posible encuentro.

Y así fue que, sin saber muy bien cómo, a los dos meses estábamos ella y yo solos (y desnudos) en uno de los hostalitos del ‘Hotel Circle' en San Diego.
Con el tiempo, nos hospedamos en varias de las ofertas de la zona. Me acuerdo muy bien que el recepcionista del 'Days Inn' ya nos conocía, lo mismo que el del 'Best Western'. ¿Cuántos encuentros tuvimos allí? ¿Diez? ¿Doce? No recuerdo bien. Se dieron aproximadamente por cinco años...
Los mejores momentos, sin duda, se dieron en el Courtyarddel Marriott.
Siempre llegaba ella antes, como si quisiera adelantar el tiempo nuestro.

Yo tuve obra en las ciudades fronterizas de Mexicali y Tijuana. Por lo que de allí me desplazaba fácilmente a nuestros encuentros.
Para ella igual era relativamente sencillo moverse desde Los Ángeles.

Leslie Yuridia era muy bella y yo... bueno, estaba en la plenitud de la vida: aún no había cumplido los cuarenta...

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